De
repente, entre mis libros apareció un volumen bilingüe alemán-francés
con una antología de poemas del poeta alemán Eric Arendt (1903-1984),
publicada en 1991 con el título Noche de cícladas por la editorial La
Diferencia, en su colección Orfeo, dirigida en Francia por Claude Michel
Cluny, quien editó en la parte final del siglo XX más de un centenar de
autores de todo el mundo.
Empecé
a leer los textos sacados de varios de sus libros y quedé de inmediato
fascinado a medida que proseguía la madrugada y bebía poco a poco
algunas copas de vino para celebrar cada uno de sus textos, que son
hallazgos. El traductor Marc Petit escogió poemas de varias de sus
obras, entre ellas Egeo (1967), Paja de fuego (1973), Memento e imagen
(1976), Borde del tiempo (1978) y Fuera de los límites (1981).
Sus
poemas son precisos, contundentes, herméticos, ágiles, modernos y tienen formas
impecables que van directo al grano de lo inefable, lo inexplicable,
hacia el misterio de lo efímero y la eternidad que él extrae de sus
viajes a su amada Grecia y otros confines del mundo.
Casi
amanecí leyéndolo deslumbrado y al leer la introducción y las
informaciones sobre su vida, descubrí con sorpresa que vivió una década
en Colombia como tantos otros emigrantes alemanes que huyeron de los
nazis o fueron nazis, como el antropólogo Gerardo Reichel-Dolmatoff.
Arendt
y su esposa crearon una fábrica de chocolates y mientras ella dirigía
la producción, el poeta se dedicaba a la comercialización en todo
Colombia y a las exportaciones. De esa manera viajó por todo el país y
se familizarizó con los colombianos y sus costumbres. Y escribió Tolú, una colección de poemas colombianos, donde habla de Tolú, el Caribe, Chicoral y el machete, entre otras cosas, publicada en 1956.
Arendt
nació en abril de 1903 en Neuruppin (Brandenburgo) de un padre portero
de una escuela primaria y madre lavandera. Se graduó en 1923 a los 20
años como maestro y en Berlín se conectó desde temprano con la
vanguardia literaria y publicó sus primeros poemas en la revista Der
Sturm. Adhirió joven al Partido Comunista y luego a otros movimientos
proletarios de extrema izquierda.
Luego
fue maestro de literatura y dibujo en Buchholz y Berlín y se casó en
1930 con Katia Hayek, de origen judío praguense y quien fue su compañera
de aventuras literarias y vitales. Viajan primero a Suiza y después a
Mallorca y en España viven la Guerra civil, donde él participa con los
republicanos en la 27º división catalana.
Tras
la derrota de los republicanos españoles Katia y él se refugian en
Francia y luego emigran hacia el Caribe, desde donde se dirigen a
Colombia, país en el que viven de 1941 a 1949. En 1950 regresa a Berlin
Este y empieza año tras año a publicar la mayor parte de su obra,
logrando pronto la consagración y el ser considerado como uno de los
grandes poetas en lengua alemana.
En
1952 obtiene el Premio Nacional de poesía. Además se convierte en el
gran traductor de los poetas de España y América Latina, entre ellos
Pablo Nerufda, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Manuel Hernández,
Nicolás Guillén, Luis Cernuda, Cesar Vallejo, Luis de Góngora y el
estadounidense Walt Whitman.
Vitalista,
amante de lo popular y exquisito en la poesía, Eric Arendt fue una
notable figura de la República Democrática Alemana, donde murió en
Berlín oriental el 25 de septiembre de 1984, cinco años antes de la
caída del Muro.
Ahora
después de esta sorpresa, queda rastrear la vida novelesca de Arendt en
Colombia, su relación con los poetas latinoamericanos, colombianos y
españoles, su paso por España y su vida final en la Alemania oriental en
tiempos de la Guerra Fría.
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 6 de julio de 2025.
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