sábado, 15 de enero de 2022

UNA BIOGRAFÍA DE LACAN


Por Eduardo García Aguilar


La biografía no oficial de Jacques Lacan, subtitulada Esbozo de una vida, historia de un sistema de pensamiento, escrita por la psicoanalista Elizabeth Roudinesco nos lleva de viaje por el pensar analítico europeo del siglo XX, a lo largo del cual el autor de los Escritos y los Seminarios realizó una original y brillante carrera médica, psiquiátrica y psicoanalítica que terminó en la creación forzada de una corriente propia en el marco del universo general de Sigmund Freud.

Este libro de Roudinesco lo he leído ya dos veces porque además de ser una gran investigación rigurosa y documentada de esa larga gesta lacaniana concluida con un largo crepúsculo y su muerte en 1981, está escrito con una prosa ágil, flexible, apasionada y tonificante que nos hace vivir todas las luchas entre psicoanalistas internacionales y locales como si estuviéramos dentro de una novela río centroeuropea, de esas escritas por Roth, Broch o Musil donde se rastrea un tiempo de cambios fundamentales.

Lacan (1901-1981) no solo fue un médico excepcional que trabajó en los hospitales psiquiátricos durante décadas viviendo en el terreno las perturbaciones mentales de sus pacientes, sino que a su vez perteneció a las sociedades psicoanalíticas internacionales que como verdaderas Iglesias se consideraban portadoras únicas del pensamiento del genial psicoanalista vienés autor de Tótem y Tabú y La interpretación de los sueños y realizaban anualmente concilios para dictar las reglas de comportamiento de los miembros de la cofradía.

Diferentes figuras, especialmente en Inglaterra y Estados Unidos comandaban aquellas poderosas instituciones mundiales que pedían a sus miembros una ortodoxia y una fidelidad a toda prueba con los líderes, a veces hombres mediocres momificados o arrogantes ancianas amazonas de alto poder que parecían llevar como lenguas de fuego apostólicas el aura de la legitimidad otorgada desde el más allá por el maestro y fundador de una de las ciencias más fascinantes del último siglo.

Lacan fue un renacentista multifacético que tuvo de joven relación con el movimiento surrealista y con otras figuras literarias de su tiempo, como George Bataille, cuya esposa, después de la separación del ensayista, contrajo nupcias con el joven médico que llamaba ya la atención en todos los cenáculos por su inteligencia, lucidez, sus nuevas líneas de investigación, sus exploraciones de la figura paterna y el uso de una prosa eléctrica y explosiva llena de secretos, algoritmos matemáticos y sorpresas que ganaba aplausos en las reuniones de de sus colegas de Roma, Viena, Londres o Nueva York.

Pero a esa originalidad desbordada y la creación de nuevos conceptos mostrados en la rica serie de Seminarios y en sus Escritos, publicados en 1966, y que se convirtieron en un best seller mundial, irritaba mucho a los pontífices de la Sociedad sicoanalítica internacional y a los rivales en su propio país que intrigaban tras bambalinas en contra de quien solía además llevar una rica vida mundana y amaba las fiestas de disfraces.

Fueron incontables los paseos inolvidables y las fiestas en sus casas de campo marcados por su gran apetito por las mujeres, el dinero, el lujo y la vida bohemia, asuntos ellos que hacían parte de su pasión  por la libertad y el deseo tal y como ocurrió también con el inicial Círculo de Viena creado alrededor de Freud, cuyos apóstoles solían llevar una desbordada vida libertina.

Tarde o temprano Lacan, bajo el pretexto entre otras cosas de optar por sesiones psicoanalíticas cortas, fue expulsado del templo como hereje, defenestrado, ilegalizado y condenado a crear su propia escuela y a convetirse en un nuevo papa del freudismo. Pacientes de todo el mundo acudían a París para hacerse analizar por él y centenares de discípulos se disputaban un lugar para realizar sus "controles" en su gabinete. Su nueva escuela también viviría las intrigas y el nuevo papa Lacan tuvo que lidiar con el futuro de su legado, mientras llegaba la decrepitud y la agonía.

La sucesión la tomaron su brillante yerno y su hija a mediados de esos años 70, cuando sus enseñanzas ingresaron a la Universidad de Vincennes donde yo estudiaba en ese tiempo, por lo que vi varias veces deambular al elegante e imponente Lacan como un fantasma por los caóticos corredores o tomar café solitario de pie entre los estudiantes que lo admirábamos pero no nos atrevíamos a abordarlo, como si fuera un ídolo de las Islas de Pascua rodeado de huracanes y rayos.

Por eso la lectura del libro de Roudinesco es un viaje a esos tiempos en que estaban vivos Sartre, Beauvoir, Levi-Strauss, Barthes y Foucault, entre otros miembros de la pléyade y se realizaban drásticos cambios culturales y sociológicos en el mundo. O sea un viaje sentimental a una época de aprendizaje a través de la prosa de la gran escritora Roudinesco.   
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 16 de enero de 2022.


     



   


sábado, 8 de enero de 2022

LA BÚSQUEDA CONTEMPORÁNEA DEL REINO

Por Eduardo García Aguilar

Emmanuel Carrère es otro de los escritores franceses contemporáneos que ha logrado grandes éxitos con sus libros autobiográficos y realistas redactados con una prosa sencilla y de fácil lectura. Desde hace ya mucho tiempo las principales novedades de la temporada son libros de hombres y mujeres que cuentan aspectos por lo regular dramáticos de sus vidas. Libros sobre violaciones, asesinatos, incestos, maltrato, racismo, pobreza, enfermedades, discriminaciòn sexual, se disputan cada año los primeros lugares y los grandes premios.

Casi todos los autores nacidos después de los años 50, que han tomado el relevo en el campo de la narrativa, reivindican en conferencias y entrevistas el retorno al realismo decimonónico que significó el éxito y la gloria para autores como Alejandro Dumas, Honoré de Balzac o Émile Zola y no dudan en criticar a las generaciones anteriores que escribieron con prosa barroca o exquisita como Michel Tournier o exploraron en los campos de la experimentación y las vanguardias, como el movimiento de la Nueva Novela de los años 50 y 60, liderado por Alain Robe-Grillet, MIchel Buttor y el Nobel Claude Simon. Todo eso para ellos está mandado a recoger.

Pero no solo los marginados, discriminados, enfermos y sufridos se confiesan en sus libros autobiograficos, pues Carrère (1957) no duda en contar que es un chico rico muy "inteligente" que ha pertenecido desde siempre a la élite literaria de Saint Germain des Prés, ya que su madre es la poderosa escritora presidenta de la Academia Francesa, Hélène Carrère d'Encause, por lo que de niño corrió entre las piernas de los grandes editores y escritores y personalidades de la farándula, la radio y la televisión que se casan entre ellos y viven en una endogamia de privilegiados blancos y millonarios, muchos de ellos descendientes de la nobleza del Antiguo Régimen o napoleónica o de la gran burguesía.

El autor, que ya ha recibido el premio Principe de Asturias y el Premio de la Feria de Guadalajara, que sin duda le tramitó con esmero su agente literario, ha publicado libros basados en hechos reales: uno sobre su abuelo materno, otro sobre el ruso Limonov y ha contado en sus novelas sus peripecias amorosas, matrimonios, depresiones, su actividad como yogui, guionista de televisión, director de cine o jurado del prestigioso Festival de Cannes.

Pero así como en las telenovelas latinoamericanas los ricos tambièn lloran, Carrère, pese a todos esos privilegios, conexiones y premios, ha sufrido terribles depresiones y vivido una vida atormentada que lo ha llevado a los límites más escalofriantes, por lo que ha necesitado atención médica de psiquiatras y psicoanalistas, terapias de grupo y medicamentos. Por fortuna siempre ha salido de esos sombríos altibajos salvado a veces por el amor, la religión, la lectura insaciable y la escritura encarnizada.

En El Reino, una larga novela autobiográfica de 634 páginas publicada en francés en 2014 por la editorial POL y por Anagrama en español, cuenta de buena fe todos esos problemas de juventud y madurez y en especial los tres años en que se convirtió al cristianismo animado por su madrina y experimentó la experiencia de la fe. Décadas después decide rescatar los cuadernos donde anotó con precisión sus lecturas bíblicas para hacer un recuento de esos primeros años del cristianismo a través de las gestas de Pablo de Tarso y de los evangelistas, especialmente Lucas, un médico macedonio que fue cercano al anterior.

Para todos los que nacimos en el orbe de la cristiandad, El Reino es un libro que atrapa pues nos hace un recuento meticuloso de todas las historias que nutrieron nuestras infancias y que él investiga, ya sin fe, haciendo acopio de una impresionante bibliografía con la que coteja, compara y trata de acercarse a la verdad histórica de aquel medio siglo transcurrido desde la muerte de Cristo hasta la redacción de los diversos evangelios, Las Actas de los apóstoles y El Apocalipsis y la solidificación paulatina de esa Iglesia fundada por unos iluminados que ha sobrevivido durante dos largos milenios y a la que siguen hoy en el mundo centenares de millones de fieles.

Al mismo tiempo que nos hace visitar aquellos lejanos años del Imperio Romano desde Calígula y Nerón hasta Vespasiano, pasando por Herodes y Poncio Pilatos, asistimos a su propia vida y a las dudas e incertidumbres de un contemporáneo en estas primeras décadas del siglo XXI. A diferencia de otros autores tramposos, él cita todas sus fuentes y se identifica con Lucas, quien escribió su evangelio basado también en documentos y entrevistas acopiados durante su investigación de los hechos, cuando aun había testigos vivos.  

No sé al final si sea o no una obra maestra, ni si Carrère sea el gran escritor que dicen, pero su lectura amena y adictiva nos hace viajar en el tiempo y nos traslada a la infancia, cuando todos esos personajes relatados en los Evangelios nos eran tan familiares gracias a las abuelas y las tías.

Volvemos a revisar las acciones del mesías, sus milagros, dichos y diatribas, el cautiverio y el sacrificio, nos acercamos a los apóstoles, a Judas, a la Virgen, a Maria Magdalena, vemos a centuriones y procuradores, al pueblo agitado en Jerusalén, la vida urbana en Roma, Corinto o Cesárea, a judíos y fariseos, puertos y regiones alejadas de Grecia, Turquía y Oriente visitados por Pablo, y además viajamos por el embravecido Mar Mediterráneo.

Pero al final de cuentas hacemos el viaje con la certeza de que estamos en este siglo XXI y que aunque pasaron dos milenios poco ha cambiado la humanidad y reinan aun en nuestro tiempo la confusión, la incertidumbre, la guerra y la injusticia y con ellas miles de millones de voces agitadas entre un delirio de fanatismos y augurios apocalípticos.

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Publicado en La Patria. manizales. Colombia. Domingo 9 de enero de 2022.