sábado, 8 de enero de 2022

LA BÚSQUEDA CONTEMPORÁNEA DEL REINO

Por Eduardo García Aguilar

Emmanuel Carrère es otro de los escritores franceses contemporáneos que ha logrado grandes éxitos con sus libros autobiográficos y realistas redactados con una prosa sencilla y de fácil lectura. Desde hace ya mucho tiempo las principales novedades de la temporada son libros de hombres y mujeres que cuentan aspectos por lo regular dramáticos de sus vidas. Libros sobre violaciones, asesinatos, incestos, maltrato, racismo, pobreza, enfermedades, discriminaciòn sexual, se disputan cada año los primeros lugares y los grandes premios.

Casi todos los autores nacidos después de los años 50, que han tomado el relevo en el campo de la narrativa, reivindican en conferencias y entrevistas el retorno al realismo decimonónico que significó el éxito y la gloria para autores como Alejandro Dumas, Honoré de Balzac o Émile Zola y no dudan en criticar a las generaciones anteriores que escribieron con prosa barroca o exquisita como Michel Tournier o exploraron en los campos de la experimentación y las vanguardias, como el movimiento de la Nueva Novela de los años 50 y 60, liderado por Alain Robe-Grillet, MIchel Buttor y el Nobel Claude Simon. Todo eso para ellos está mandado a recoger.

Pero no solo los marginados, discriminados, enfermos y sufridos se confiesan en sus libros autobiograficos, pues Carrère (1957) no duda en contar que es un chico rico muy "inteligente" que ha pertenecido desde siempre a la élite literaria de Saint Germain des Prés, ya que su madre es la poderosa escritora presidenta de la Academia Francesa, Hélène Carrère d'Encause, por lo que de niño corrió entre las piernas de los grandes editores y escritores y personalidades de la farándula, la radio y la televisión que se casan entre ellos y viven en una endogamia de privilegiados blancos y millonarios, muchos de ellos descendientes de la nobleza del Antiguo Régimen o napoleónica o de la gran burguesía.

El autor, que ya ha recibido el premio Principe de Asturias y el Premio de la Feria de Guadalajara, que sin duda le tramitó con esmero su agente literario, ha publicado libros basados en hechos reales: uno sobre su abuelo materno, otro sobre el ruso Limonov y ha contado en sus novelas sus peripecias amorosas, matrimonios, depresiones, su actividad como yogui, guionista de televisión, director de cine o jurado del prestigioso Festival de Cannes.

Pero así como en las telenovelas latinoamericanas los ricos tambièn lloran, Carrère, pese a todos esos privilegios, conexiones y premios, ha sufrido terribles depresiones y vivido una vida atormentada que lo ha llevado a los límites más escalofriantes, por lo que ha necesitado atención médica de psiquiatras y psicoanalistas, terapias de grupo y medicamentos. Por fortuna siempre ha salido de esos sombríos altibajos salvado a veces por el amor, la religión, la lectura insaciable y la escritura encarnizada.

En El Reino, una larga novela autobiográfica de 634 páginas publicada en francés en 2014 por la editorial POL y por Anagrama en español, cuenta de buena fe todos esos problemas de juventud y madurez y en especial los tres años en que se convirtió al cristianismo animado por su madrina y experimentó la experiencia de la fe. Décadas después decide rescatar los cuadernos donde anotó con precisión sus lecturas bíblicas para hacer un recuento de esos primeros años del cristianismo a través de las gestas de Pablo de Tarso y de los evangelistas, especialmente Lucas, un médico macedonio que fue cercano al anterior.

Para todos los que nacimos en el orbe de la cristiandad, El Reino es un libro que atrapa pues nos hace un recuento meticuloso de todas las historias que nutrieron nuestras infancias y que él investiga, ya sin fe, haciendo acopio de una impresionante bibliografía con la que coteja, compara y trata de acercarse a la verdad histórica de aquel medio siglo transcurrido desde la muerte de Cristo hasta la redacción de los diversos evangelios, Las Actas de los apóstoles y El Apocalipsis y la solidificación paulatina de esa Iglesia fundada por unos iluminados que ha sobrevivido durante dos largos milenios y a la que siguen hoy en el mundo centenares de millones de fieles.

Al mismo tiempo que nos hace visitar aquellos lejanos años del Imperio Romano desde Calígula y Nerón hasta Vespasiano, pasando por Herodes y Poncio Pilatos, asistimos a su propia vida y a las dudas e incertidumbres de un contemporáneo en estas primeras décadas del siglo XXI. A diferencia de otros autores tramposos, él cita todas sus fuentes y se identifica con Lucas, quien escribió su evangelio basado también en documentos y entrevistas acopiados durante su investigación de los hechos, cuando aun había testigos vivos.  

No sé al final si sea o no una obra maestra, ni si Carrère sea el gran escritor que dicen, pero su lectura amena y adictiva nos hace viajar en el tiempo y nos traslada a la infancia, cuando todos esos personajes relatados en los Evangelios nos eran tan familiares gracias a las abuelas y las tías.

Volvemos a revisar las acciones del mesías, sus milagros, dichos y diatribas, el cautiverio y el sacrificio, nos acercamos a los apóstoles, a Judas, a la Virgen, a Maria Magdalena, vemos a centuriones y procuradores, al pueblo agitado en Jerusalén, la vida urbana en Roma, Corinto o Cesárea, a judíos y fariseos, puertos y regiones alejadas de Grecia, Turquía y Oriente visitados por Pablo, y además viajamos por el embravecido Mar Mediterráneo.

Pero al final de cuentas hacemos el viaje con la certeza de que estamos en este siglo XXI y que aunque pasaron dos milenios poco ha cambiado la humanidad y reinan aun en nuestro tiempo la confusión, la incertidumbre, la guerra y la injusticia y con ellas miles de millones de voces agitadas entre un delirio de fanatismos y augurios apocalípticos.

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Publicado en La Patria. manizales. Colombia. Domingo 9 de enero de 2022.