Un día Alvaro Mutis me llamó en México para pedirme una encomienda para Gabriel García Márquez, quien estaba escribiendo en esas fechas su extraordinaria novela El amor en los tiempos del cólera.
Mutis me dijo que su amigo, vecino y casi hermano Gabriel necesitaba un ejemplar de la novela Fermina Márquez, del hispanista francés Valery Larbaud, en la edición de Austral, y como yo era asiduo a las librerías de viejo de la calle Donceles y trabajaba en el centro de la Ciudad de México en la Torre Latinoamericana, podía encontrarla con rapidez.
Me dirigí como siempre feliz a recorrer aquellas librerías de viejo donde reposaban milllones y millones de libros que terminaban ahí después del fallecimiento de los humanistas mexicanos de la primera mitad del siglo XX y fue fácil encontrar un ejemplar de la novela, que al día siguiente le llevé a Mutis a su oficina de Columbia Pictures en Polanco, donde trabajaba como jefe de ventas de filmes y series televisivas para América Latina.
Mutis y García Márquez eran aun jóvenes y vivían felices en el país adoptivo que los acogió con las manos y el corazón abiertos. Allí habrían de vivir la mayor parte de sus vidas y morir ambos octogenarios y nonagenarios en dos barrios del sur de la ciudad, Pedregal de San Angel y San Jerónimo, no lejos del legendario Coyoacán, donde yo también vivía feliz.
Pocos saben que el nombre del personaje central de El amor en los tiempos del cólera, Fermina Daza, está inspirado en la protragonista central de esta novela de Valery Larbaud, gran poeta inspirador de la obra viajera de Maqroll el Gaviero.
Valery Larbaud fue un millonario heredero francés que dedicó su vida a la literatura y tuvo una intensa relación con América Latina, a donde viajó varias veces y que amaba con todas sus fuerzas. Vivió en Brasil y fue amigo de muchos escritores latinoamericanos de su época
Por eso Fermina Márquez es una novela escrita entre 1906 y 1910, que relata la vida de unos estudiantes de bachillerato millonarios, hijos de magnates como el propio Larbaud, que terminan locamente enamorados de la colombiana Fermina, hermana de un alumno que sufre lo indecible en ese internado situado al sur de París, cerca del Sena.
Fermina Márquez es una de las grandes novelas de la primera mitad del siglo XX francés, una joya que pocos conocen y que don Gabriel leyó tal vez con pasión en los tiempos de su vida en París, cuando era pobre e indocumentado y sufría hambre y frío en la década de los lejanos 50 del siglo pasado. Debió ser curioso para él encontrar una novela francesa cuya estrella femenina llevaba su propio apellido, mucho antes de que él se volviera rico y glorioso.
Mutis admiraba a Larbaud, cuyos poemas lo inspiraron siempre y sin duda fue el cómplice de don Gabriel para que el personaje de su extraordinaria novela llevara el nombre de esa colombiana rica que visitaba a su hermano infeliz por las tardes en el colegio de Fontenay aux Roses, donde todos los muchachos perdieron la cabeza por ella.
* Foto de Valery Larbaud. Autor de Fermina Márquez.