Por Eduardo García Aguilar
Asistí en México
hace dos décadas frente a las pantallas de la televisión a la irrupción
de Kate del Castillo como actriz de telenovelas y a su ascenso como sex
symbol en el imaginario de los televidentes mexicanos de todas las
edades.
No era la primera ni sería la última de estas vedettes populares que tan bien sabe inventar la televisión
mexicana cada lustro, practicando una renovación permanente del
producto, que no tiene falla desde los tiempos de Verónica Castro y
Lucía Mendez, hasta la era de Salma Hayek, Bibi Gaitán, Thalía y otras más, entre ellas La Gaviota, que es la actual primera dama del país azteca.
Durante décadas
Televisa supo crear ese imaginario y perfeccionarlo al cosechar y
cultivar figuritas angelicales que terminan siendo parte de la familia
de todos los cien millones de mexicanos. Salma Hayek, que es hoy una de
las reinas de la moda de París, se inició en la telenovela Teresa, pero
rápidamente después de vivir escándalos con novios como
el boxeador Julio César Chávez, partió rumbo a Hollywood a probar
suerte, donde tuvo una carrera digna y al final casó con uno de los
grandes herederos de Francia, dueño de muchas casas de moda que ahora
están a los pies de su esposa.
Digamos que Salma
Hayek “tiró el balón muy alto”, como dijo el presidente colombiano
Belisario Betancur cuando le dieron el premio Nobel a García Márquez. La
pequeña chica de Coatzacoalcos, de origen libanés, comprendió que era
muy poco para ella el destino de ser solo una acriz de telenovelas
mexicanas.
Otras estrellas de
primero y segundo rango optaron por casarse con políticos o millonarios
locales, sirviendo a veces como comparsas glamorosas de las carreras de
sus maridos, tal y como ocurrió con Angélica Rivera, que al casarse con
el actual mandatario mexicano cuando era candidato viudo, accedió al
rango de primera dama.
Thalía, la de María
del Mar y otras telenovelas que la hicieron inmensamente popular en
América Latina viró hacia niveles más altos al casarse con uno de los
magnates musicales de Miami, donde lleva una vida soñada en el corazón
del imperio, cuyos episodios son seguidos por las amas de casa y los
televidentes.
Todas ellas, desde
Verónica Castro hasta Angélica Rivera y ahora Kate del Castillo,
pertenecen a la élite económica del país, están ligadas al poder, y
viven a años luz de los sufrimientos del pueblo mexicano, sumido siempre
en el dolor y la miseria y obnubilado día a día por las pantallas
televisivas, que son la única ventana al sueño y el bálsamo para sus
sufrimlientos ancestrales.
La bella Kate del Castillo es lo que en México se denomina “un cuero”,
o sea una mujer bomba, excepcional, con un cuerpo de espectáculo y un
sex appeal sin límites, deidad popular que hace soñar a todos los
hombres al unísono y a las amas de casa que la ven todo el día en
telenovelas o películas, mientras hacen las arduas tareas domésticas.
Pero Kate es algo
más que una diva o un cuerpo de película, como lo demostró en el filme
La Reina del Sur, inspirada en la novela de Arturo Pérez Reverte.
Haciendo lo mismo que otras de sus antecesoras, Kate ha querido alzarse
de esa frivolidad glamorosa y
fútil de ser solo objeto sexual hacia niveles más altos de compromiso
social, creando sus propias empresas y opinando sobre las realidades del
país a riesgo de quemarse las alas. En este caso, la bella ha querido
redimir al Chapo Guzmán, el Pablo Escobar mexicano y uno de los narcos
más famosos de todos los tiempos.
Kate ha osado decir
que confía más en el capo que en los políticos mexicanos y emprendió un
coqueteo epistolar y por internet con el bandido, erotómano que también a
su vez creyó cumplir el sueño de adquirir para su harém a la hermosa
estrella que se arriesga a visitarlo y pretende hacer una pelicula sobre
él.
En la cama del Chapo encontraron videos de la película donde Kate hace
de narcotraficante y sin duda él, como todos los mexicanos, la vio y
deseó en telenovelas y la siguió
en sus historias de amor y tuvo sueños eróticos con la hermosa de piel
canela, cuerpo escultural, esencia de la belleza mexicana mestiza, como
en su tiempo lo fueron Dolores del Río, Maria Félix, Salma Hayek y Bibi
Gaitán.
Acompañada de Sean
Penn, actor comprometido y mundialmente famoso, ex marido de Madona,
Kate llegó hasta la guarida del capo y participó en una velada donde
sonaron los mariachis y se distribuyeron deliciosas exquisiteces
campiranas. Así cumplía el peligroso capo la palabra de “protegerla como
a mis ojos”.
Por unas horas, la
Bella y la Bestia, el capo y la diva, estuvieron juntos en la jungla del
norte de México protagonizando uno de los mayores escándalos y
propiciando de paso la captura del fugitivo, experto en túneles, especie
de mago Houdini de la evasión.
Ahora la Bestia ha
quedado enjaulada de nuevo, víctima de su deseo por la diva y la diva ha
quedado enredada en un problema donde sus nuevos enemigos de la
política mexicana y hasta el gobierno mismo tratarán de acusarla de
complicidad y encubrimiento y le cobrarán la osadía de opinar, como muchos opinan, que los políticos son tan bandidos como todos los bandidos del narcotráfico.
No le falta razón a
la sexy Kate. Los capos de México, Colombia y el mundo han contado con
la complicidad de políticos, gobiernos, policías, élites
locales y militares, pues tienen todo el dinero posible para
comprarlos. Y han contado con la complicidad de muchos estamentos en
Estados Unidos y Europa, donde están los consumidores de droga, como si
fuera Coca Cola, en balnearios, hoteles, burdeles y discotecas.
Ha terminado el corrido de Kate del Castilo y el Chapo Guzmán.
El jefe del cártel de Sinaloa está tras las rejas y probablemente será
extraditado, si no se escapa antes. Kate tendrá que capear el terrible
vendaval que se avecina y se habrá
convertido en otro mito, como la colombiana Virginia Vallejo, joya de
las pantallas que fue amante de Pablo Escobar, líder del cártel de
Medellín, y después lo reemplazó por su rival, el jefe del cártel de
Cali, Rodríguez Orejuela.
Como mariposas
doradas, las bellas Kate y Virginia resultaron quemadas en el fuego de
su deseo al obnubilarse por figuras temibles y monstruosas, calibanes
asesinos que en su ilegalidad han matado sin límites ni piedad y
sembrado el terror en sus respectivos países.
---
* Publicado el domingo 17 de enero en La Patria. Manizales. Colombia.
* Publicado el domingo 17 de enero en La Patria. Manizales. Colombia.