sábado, 27 de julio de 2024

LA GRAN FIESTA DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS


Por Eduardo García Aguilar

Abandonada por sus habitantes, que partieron de vacaciones a sus lugares de provincia, e invadida por millones de turistas, París es ahora el escenario cinematográfico y mediático de los Juegos Olímpicos 2024 que verán en las pantallas desde todos los rincones del mundo miles de millones de habitantes del planeta. Desde hace días las sirenas suenan a lo largo del día y la noche en calles y avenidas de la abigarrada, antigua y densa ciudad, a medida que llegan jefes de estado, figuras mediáticas, estrellas deportívas y musicales y personalidades encargadas de llevar la llama olímpica a varios rincones emblemáticos de la capital y sus suburbios.

Deportistas y turistas sueñan con la ciudad que los franceses han sabido conservar casi intacta respetando el pasado y en los cines se proyecta ahora El fabuloso destino de Amélie Poulain, una película de comienzos de siglo XXI que se convirtió de culto y genera en espectadores de varias generaciones en el mundo una atracción especial por el mito de la ciudad luz, la de  poetas, mimos, actrices, comediantes, divas, músicos, novelistas. Una película que ha convertido al barrio de Montmartre en una especie de Disneylandia. 

En la madrugada del día de la inauguración se registraron una serie de sabotajes de misterioso origen en las redes eléctricas e informáticas del ferrocarril, que paralizaron los trenes de alta velocidad en las zonas atlántica, norte y este del país, perjudicado a casi un millón de viajeros que se aprestaban a partir de vacaciones o a venir a la capital a asistir a los actos, generando caos en varias estaciones centrales férreas como la concurrida Montparnasse.

Además, a diferencia de otros años en que por estas fechas reina la canícula y el sol, y la alegría y la fiesta en los bares, la capital lleva meses registrando nubosidad y ligeras y fuertes lluvias, que reinaron también durante la ceremonia preparada desde hace años en el río Sena, lo que no impidió que la gente acudiera y asistiera con entusiasmo a las celebraciones como si estuvieran en un día de invierno bajo un aguacero terrible. Tony Estanguet, el joven ex deportista, máximo jefe francés de la organización, destacó que cuando se aman los Juegos Olímpicos, nadie se deja impresionar por "algunas gotas de lluvia".

La noche anterior, centenares de jefes de Estado, funcionarios, estrellas cinematográficas, autoridades deportivas y diplomáticas, magnates, asistieron a la cena central previa a la ceremonia en el museo del Louvre, con la presencia del presidente Emmanuel Macron y en el marco de la crisis política que tiene al país sin gobierno después de la disolución del Congreso y la derrota del campo presidencial.

Varias estaciones de metro aledañas a las riberas del Sena fueron cerradas y un laberinto de vallas ocupó la mayor parte del centro de la ciudad, obligando a negocios, tiendas, bares y restaurantes a cerrar, ante la imposibilidad de que sus clientes puedan acceder, mientras decenas de miles de policías, gendarmes y militares patrullan las calles para prevenir cualquier acto terrorista que empañe el inicio y el desarrollo de los Juegos Olímpicos, en un agitado contexto mundial afectado por las guerras, el auge del yihadismo islámico y la incertidumbre política generalizada en Europa y el mundo.

Pero pese al cielo cubierto y al aguacero, cuando debía reinar el dios sol, el espectáculo coreográfico resultó notable y variado. Los artistas dieron todo de sí y se adaptaron al clima y gracias a ellos el arte estuvo presente con la energía necesaria. Los deportistas en barcos grandes y pequeños cruzaron el Sena esgrimiendo sus banderas y alegría.

El futbolista Zidane, Rafael Nadal, Nadia Comanecci, los túneles, Lady Gaga, raperos, pop stars, homenajes a grandes mujeres precursoras, afrodescendientes y personas provenientes de minorías esclavizadas y humilladas, Maria Antonieta decapitada, la Última cena transgénero, dieron el toque libertario en el marco del espíritu de la Revolución Francesa cantada por Victor Hugo en sus poemas y novelas. La coreografía impresionante no olvidó la historia y la consigna francesa revolucionaria de Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Un gran espectáculo como saben hacerlos los coreógrafos franceses, años de preparativos y lucha bajo la guía de la alcaldesa de París Anne Hidalgo, nacida en España e hija de inmigrantes. Un éxito para ella y para Francia y para el mundo, que sueña con la paz. Por un momento las guerras y el odio desaparecieron tras la maravilla del arte, la danza, el canto, el color, la luz.

La pirámide del Louvre, el Jardín de Tuilleries, lugares llenos de historia, asonadas, golpes y revoluciones Y bajo el aguacero la llama olímpica, encendida por Marie José Perec y Teddy Riner, voló en un enorme globo aerostático antes de que resonara la voz milagrosa de Céline Dion, interpretando una canción de Edith Piaf. Y al fondo la Torre Eiffel y unos magníficos efectos especiales mientras los drones captaban las imágenes de la ciudad húmeda y límpida como nunca, llena de luces y de sombras.