Por Eduardo García Aguilar
Este fin de semana el diario francés Le Monde publica una extensa entrevista de Nicolas Truong con el filósofo Edgar Morin, quien a unos meses de cumplir cien años de edad en julio próximo sigue tan lúcido y ágil como siempre, tratando de comprender los problemas de nuestro tiempo y en especial los de este año excepcional marcado por la pandemia y una crisis mundial generalizada que alberga incertidumbres y peligros.
"Estamos efectivamente en una crisis planetaria gigante, a la vez biológica, económica, civilizacional y antropológica, que afecta a todas las naciones y a toda la humanidad", afirma Morin, quien advierte sobre la posibilidad de que se desencadenen "guerras de nuevo tipo" en el marco de una "regresión" caracterizada por "sistemas posdemocráticos con múltiples medios de control de los individuos".
Morin habla con la solidez que le da la experiencia de haber experimentado muy joven las angustias de los años 30 y 40 del siglo pasado, cuando el mundo entró en una espiral caótica de nacionalismos, xenofobia, fanatismo, intolerancia, que nutrieron a los leviatanes de los totalitarismos de izquierda y derecha vislumbrados por el gran George Orwell en su obra 1984 y otros autores de ese tiempo.
Como todos los de su generación, Morin se vio involucrado en los movimientos políticos de la época y experimentó como muchos crisis existenciales y de pensamiento, ilusiones y desilusiones, momentos de militancia durante la ocupación alemana y también episodios de liberación e insurrección personal, pero siempre estuvo alerta a la crítica y a la autocrítica, elementos básicos de su vasta obra metodológica y pedagógica.
"Desde hace décadas yo trato de resistir a dos barbaries aparentemente opuestas: la barbarie que viene del fondo de los tiempos históricos, la del odio, la dominación y el desprecio y la barbarie fría y helada de nuestra civilización, la de la hegemonía del beneficio desenfrenado y el cálculo", añade en esta charla donde se refiere a la coyuntura actual en Estados Unidos, el auge del fanatismo religioso yihadista y el surgimiento en los países democráticos de hombres providenciales que se benefician en estos tiempos de ríos revueltos, frustración económica, velocidad informativa en las redes sociales y auge de las postverdades.
tos tiempos confusos donde algunos filósofos, analistas y opinadores de todo pelambre generan con su histeria maniquea aun más tensiones en sociedades divididas y encarnizadas entre posiciones emocionales que no admiten matices ni exposición serena de las ideas.