Por Eduardo García Aguilar
La biografía no oficial de Jacques Lacan,
subtitulada Esbozo de una vida, historia de un sistema de pensamiento,
escrita por la psicoanalista Elizabeth Roudinesco nos lleva de viaje por
el pensar analítico europeo del siglo XX, a lo largo del cual el autor de
los Escritos y los Seminarios realizó una original y brillante carrera
médica, psiquiátrica y psicoanalítica que terminó en la creación forzada
de una corriente propia en el marco del universo general de Sigmund
Freud.
Este libro de Roudinesco lo he leído ya dos veces
porque además de ser una gran investigación rigurosa y documentada de
esa larga gesta lacaniana concluida con un largo crepúsculo y su muerte
en 1981, está escrito con
una prosa ágil, flexible, apasionada y tonificante que nos hace vivir
todas las luchas entre psicoanalistas internacionales y locales como si
estuviéramos dentro de una novela río centroeuropea, de esas escritas
por Roth, Broch o Musil donde se rastrea un tiempo de cambios
fundamentales.
Diferentes figuras, especialmente en Inglaterra y
Estados Unidos comandaban aquellas poderosas instituciones mundiales que
pedían a sus miembros una ortodoxia y una fidelidad a toda prueba con
los líderes, a veces hombres mediocres momificados o arrogantes ancianas
amazonas de alto poder que parecían llevar como lenguas de fuego
apostólicas el aura de la legitimidad otorgada desde el más allá por el
maestro y fundador de una de las ciencias más fascinantes del último
siglo.
Lacan fue un renacentista multifacético que tuvo de
joven relación con el movimiento surrealista y con otras figuras
literarias de su tiempo, como George Bataille, cuya esposa, después de
la separación del ensayista, contrajo nupcias con el joven médico que
llamaba ya la atención en todos los cenáculos por su inteligencia,
lucidez, sus nuevas líneas de investigación, sus exploraciones de la
figura paterna y el uso de una prosa eléctrica y explosiva llena de
secretos, algoritmos matemáticos y sorpresas que ganaba aplausos en las
reuniones de de sus colegas de Roma, Viena, Londres o Nueva York.
Pero a esa originalidad desbordada y la creación de
nuevos conceptos mostrados en la rica serie de Seminarios y en sus
Escritos, publicados en 1966, y que se convirtieron en un best seller
mundial, irritaba mucho a los pontífices de la Sociedad sicoanalítica
internacional y a los rivales en su propio país que intrigaban tras
bambalinas en contra de quien solía además llevar una rica vida mundana y
amaba las fiestas de disfraces.
Fueron incontables los paseos inolvidables y las
fiestas en sus casas de campo marcados por su gran apetito por las
mujeres, el dinero, el lujo y la vida bohemia, asuntos ellos que hacían
parte de su pasión por la libertad y el deseo tal y como ocurrió
también con el inicial Círculo de Viena creado alrededor de Freud, cuyos
apóstoles solían llevar una desbordada vida libertina.
Tarde o temprano Lacan, bajo el pretexto entre otras
cosas de optar por sesiones psicoanalíticas cortas, fue expulsado del
templo como hereje, defenestrado, ilegalizado y condenado a crear su
propia escuela y a convetirse en un nuevo papa del freudismo. Pacientes
de todo el mundo acudían a París para hacerse analizar por él y
centenares de discípulos se disputaban un lugar para realizar sus
"controles" en su gabinete. Su nueva escuela también viviría las
intrigas y el nuevo papa Lacan tuvo que lidiar con el futuro de su
legado, mientras llegaba la decrepitud y la agonía.
La sucesión la tomaron su brillante yerno y su hija
a mediados de esos años 70, cuando sus enseñanzas ingresaron a la
Universidad de Vincennes donde yo estudiaba en ese tiempo, por lo que vi
varias veces deambular al elegante e imponente Lacan como un fantasma
por los caóticos corredores o tomar café solitario de pie entre los
estudiantes que lo admirábamos pero no nos atrevíamos a abordarlo, como
si fuera un ídolo de las Islas de Pascua rodeado de huracanes y rayos.
Por eso la lectura del libro de Roudinesco es un
viaje a esos tiempos en que estaban vivos Sartre, Beauvoir, Levi-Strauss, Barthes y
Foucault, entre otros miembros de la pléyade y se realizaban drásticos
cambios culturales y sociológicos en el mundo. O sea un viaje
sentimental a una época de aprendizaje a través de la prosa de la gran
escritora Roudinesco.
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 16 de enero de 2022.
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