La capital de Argelia, que fue colonia francesa a lo largo del siglo XIX
y hasta mediados del siglo XX, cuando se dio la independencia, guarda
el esplendor de la arquitectura colonial y en sus callejuelas
accidentadas se siente la fuerza de la antigua y la nueva pujanza, lo
que se refuerza al recorrer las vías del litoral frente a enormes y
bellos edificios Art Nouveau y Art Deco pintados de blanco. Ahí en ese
centro, en un enorme y bello ex convento, se encuentra el Instituto
Cervantes de Argel. El jueves hablé en ese lugar de autores que descubrí
en mi adolescencia en mi ciudad natal Manizales, la capital del eje
cafetero y tema central de cuatro de mis novelas, en el marco del
programa bibliotecario por un Día dedicado a un autor presente. Y en la
noche, para cerrar con broche de oro, hablamos ante escritores,
diplomáticos, estudiantes, académicos, entre quienes se encontraban la
mítica ex embajadora y heroína de la independencia y miembro del Consejo
de la Nación Hafida Bencheida, quien conoció a nuestro Nobel en
Barcelona cuando escribía allí El otoño del patriarca.
Esta semana de estadía en este gran país ha sido una sorpresa, pues los
argelinos aman a Colombia y lo consideran un país hermano con el que se
han tejido lazos y vasos comunicantes invisibles e imaginarios a lo
largo de los siglos, cuando las naos de España viajaban hacia el otro
lado del Atlántico cargadas de viajeros mediterráneos.
martes, 28 de noviembre de 2023
HABLAR DE LITERATURA EN ARGELIA
Por Eduardo García Aguilar
Argelia
era un secreto que guardaba desde la adolescencia, cuando al leer El
Quijote de la Mancha descubrí que se trataba de un manuscrito hallado
redactado por el argelino Cidi Hamete Benengalí y que Miguel de
Cervantes, su inventor, vivió cuatro años cautivo en la capital Argel y
pasó una temporada en el puerto de Orán, segunda localidad del país,
situada frente a la hispana Alicante.
Cervantes empezó en estas tierras a
fraguar la idea de escribir su obra maestra. Argel y Orán están
situadas en las costas mediterráneas muy cerca de España y a lo largo de
los siglos las poblaciones de uno y otro lado estuvieron en
comunicación o experimentaron cíclicos movimientos migratorios. Desde
tiempos lejanos fenicios, griegos, romanos y otros pueblos habitaron las
localidades de este enorme espacio cuyo centro son las aguas del mar
interior cantado y contado por Homero y Herodoto. Aceite de oliva, vino,
cerámicas, ánforas, telas, especias, joyas y miles de productos eran
transportados en esas ágiles naves de aquel tiempo como relataba Homero
en la Odisea. Virgilio contó en La Eneida un viaje similar. En estas
costas se encuentran ruinas romanas muy bien conservadas, ciudades con
sus calles, plazas, ágoras, tiendas, viviendas, templos y sitios
portuarios, muchos de ellos preservados por las arenas del tiempo. Sin
olvidar que por estas tierras estuvo presente Alejandro Magno y después
nacería aquí el gran San Agustín, autor de las Confesiones, una de las
grandes figuras del cristianismo y precursor de la literatura moderna
autobiográfica.
Orán es un puerto que ha sido habitado por hispanohablantes, pues estuvo
bajo dominio hispano durante siglos. Durante el imperio de los Omeyas y
el Al Andalus, la mayor parte de la península ibérica estuvo dominada
por los musulmanes, que convivieron con judíos y cristianos antes de ser
expulsados por Fernando e Isabel en tiempos del descubrimiento de
América. En Orán el gran escritor argelino Albert Camus vivió parte de
la infancia y ahí sitúa su novela La Peste. Camus nos hizo descubrir a
los latinoamericanos a Argelia con El extranjero y ensayos donde se
refería al proceso de independencia de Francia o a sus estudios de
bachillerato en Argel, donde ejerció como dramaturgo y periodista, antes
de viajar a Francia a toparse con la gloria. Por lo tanto Orán es una
ciudad familiar, pues en la actualidad la juventud es consciente de sus
ancestros hispanos y estudia la lengua de Cervantes en el Instituto del
mismo nombre y en la Universidad de Orán II, donde reciben clases de
hispanistas como Zouaoui Choucha, y el fundador del departamento,
Negaoui Salah, quien conoció a Gabriel García Márquez en Cuba en 1961.
Salah es conocedor profundo de la literatura colombiana e
hispanoamericana y lector de La María y La Vorágine.
El sueño de conocer Argelia se dio porque fui invitado a hablar sobre
literatura en Orán y Argel en el marco de las actividades culturales del
ministerio de Relaciones exteriores de Colombia y la embajada de
Colombia en Argel para promover la literatura y la cultura colombianas
en el mundo. El primer encuentro fue en el gran Teatro de Orán, joya Art
Nouveau construida a inicios del siglo XX y dirigido por Mourad
Senouci, ante un nutrido público entusiasta de amantes de la lengua
castellana. Al día siguiente el encuentro fue en el Instituto Cervantes
de Orán, ante un auditorio variado, entusiasta y curioso. Y en la bella
ciudad de Argel, situada entre colinas frente al mar y plena de espacios
arbolados, hablamos en un gran auditorio de la Universidad de Argel II,
donde centenares de estudiantes, muchas de ellas mujeres, estuvieron
atentos a la charla sobre literatura colombiana. Ahí evocamos las altas
cordilleras y los caudalosos ríos Magdalena y Cauca y las selvas y
regiones que inspiran a nuestros autores, desde Simón Bolívar hasta el
gran José Eusatasio Rivera, cuya obra cumbre La Vorágine cumple en 1924
un siglo de su publicación. El profesor Oucher Abdenour, que comanda al
alumnado, ha viajado por América Latina y conoce muy bien la literatura y
la culinaria regionales.
-----
Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 19 de noviembre de 2023.
* Primera foto, Orán desde el fuerte y la segunda foto, la Argel de antes de la Independencia en las colinas frente al mar. Ambas frente al mar Mediterráneo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario