sábado, 20 de julio de 2024

GALERÍA DE POETAS MALDITOS

Por Eduardo García Aguilar

Cuando el joven despunta a la literatura y comienza a amar los libros y pasar las noches leyendo novelas, poemas o ensayos, lo hace a sabiendas de que el camino es el más peligroso, pues la mayoría de sus héroes fueron fracasados en vida, víctimas de las circunstancias e incluso agobiados por la locura, la enfermedad o la pobreza.

Primero el lector se encuentra con el poeta adolescente Arthur Rimbaud, quien murió en un hospital de Marsella, mutilado, sin saber que después se convertiría en una gloria nacional y mundial. 

Después de escribir algunos poemas y prosas y leerlos en cenáculos de París en el marco de su relación homosexual con el poeta maldito Paul Veraline, Rimbaud huyó de todo durante la vida en un viaje interminable que lo llevó a muchos lugares hasta recalar en Abisinia, donde fue encargado de trilladoras de café y negocios varios, entre ellos el tráfico de armas.

Buscó en vano la riqueza, intentó ser reconocido como geógrafo y corresponsal de viajes lejanos, pero se le atravesó la enfermedad. Muchos que lo conocieron en su periplo africano nunca supieron que había sido poeta y los que envejecieron y le sobrevivieron, en especial sus jefes, se sorprendieron de su gloria súbita e inabarcable posterior.

Lo mismo ocurre cuando el joven lector descubre la Metamorfosis de Franz Kafka, otro autor maldito que este 2024 cumple cien años de muerto. Si no fuera porque su amigo Max Brod no quemó los borradores de sus obras como se lo había pedido, en la actualidad nada o pocos sabríamos de él. 

Igual que Rimbaud, Kafka vivió sus últimos meses aquejado por la enfermedad y su vida transcurrió ejerciendo trabajos burocráticos menores en medio de las intrigas de oficina y las preocupaciones económicas en una Europa en crisis que se dirigía de nuevo hacia la guerra.

Si el joven descubre al poeta uruguayo y francés Lautréamont, autor de los magníficos y terribles Cantos de Maldoror y una colección de poesías y quien murió muy joven y solitario en un hotel del centro de París, también descubrirá que sus publicaciones a cuenta de autor financiadas por su estricto padre fueron un  fiasco total y que solo después, gracias a la generación de los surrealistas, fue redescubierto y convertido en mito moderno de la literatura.

Otro autor que nos ha fascinado a los muchachos que descubren la literatura muy temprano es Federico García Lorca, luminoso joven español que fue fusilado en 1936 trans una corta vida llena de acontecimientos y logros artísticos que lo llevaron a Buenos Aires, La Habana y Nueva York, a cuya ciudad dedicó uno de los libros más fascinantes de la poesía de la época y de la lengua, Poeta en Nueva York, que es aun vigente.

Titiritero, dramaturgo, poeta, bailarín, músico, dibujante, García Lorca fue adorado por todos quienes lo conocieron y cada vez que llegaba de gira a alguna capital en el ámbito de la lengua castellana era recibido igual que Rubén Darío con todos los honores y el calor humano posible, como lo atestiguan múltiples fotos de aquella época de los años 20 y 30 del siglo XX, tan llenas de movimiento y cambios estéticos y presagios de crisis financieras y guerras.

Y así uno tras otro los héroes literarios que se nos atravesaron temprano nos indicaron que la tragedia y el fracaso signan por lo regular a poetas y escritores eternos, como el José Asunción Silva suicida y finisecular de la helada Bogotá de 1896 o el Barba Jacob de la tuberculosis y la sífilis, que no publicó casi ningún libro en vida y cuya leyenda fue posterior a su muerte ocurrida en el centro de la Ciudad de México en un invierno de 1942.

La lista sería interminable si exploramos la literatura de tantos países y épocas, que a través de los siglos ha sido practicada en silencio por tantos seres atormentados y suicidas o por héroes como Lord Byron, quien murió cuando soñaba con liberar a Grecia o el gran poeta André Chénier, guillotinado en la Revolución francesa y quien escribió un gran poema en la antesala de su decapitación.

También están en la lista otros que nos fascinaron y fascinan como el romántico Hölderlin, que vivió como el francés Antonin Artaud gran parte de su vida aquejado por la locura e internado, o el genial Federico Nietzsche que de una juventud brillante y exitosa pasó a la demencia interminable al cuidado de su madre y hermana, dejando una obra que nos sorprende y estremece.

Noches enteras leyendo Así hablaba Zaratustra y otros de sus libros nos hicieron vibrar al calor de las ideas más locas, gozando esa prosa que aruñaba el pasado y el futuro y nos invitaba a volar por los abismos. Ejemplo máximo de lo que es el ejercicio literario como utopía y pulsión de abrir las más lejanas puertas y volar por el cosmos.
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 21 de julio de 2024

 


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