domingo, 1 de marzo de 2015

RESURRECCIÓN DE CHARLIE HEBDO

 Por Eduardo García Aguilar
Este miércoles 25 de febrero reapareció la revista Charlie Hebdo después de una larga convalecencia de más de un mes, convertida de repente en una millonaria publicación mítica con la que se identificaron en Francia, Europa y el mundo los defensores de la libertad de expresión, la tolerancia y el derecho a disentir y burlarse de religiones, fanatismos, dictaduras y totalitarismos. Se desempolvó de repente el viejísimo espíritu volteriano del dieciochesco Siglo de las Luces, que repareció en el siglo XXI con su mensaje de libertad, laicidad y separación entre iglesias y Estados. 


El 14 de enero, una semana después de los atentados en que resultó diezmada casi toda la redacción de la publicación satírica y en medio de la conmoción nacional y mundial por la muerte de los más viejos y famosos caricaturistas del país, Wolinski y Cabu, entre otros, apareció un número de portada color verde con el dibujo de un profeta lagrimeante que afirmaba “Je suis Charlie”, y un encabezado con la frase “Todo está perdonado”. Escondidos en un búnker prestado por el diario Libération, los sobrevivientes de la redacción de Charlie Hebdo, que temían ser rematados en cualquier momento por  haber escapado a las balas de los asesinos, tuvieron el valor de reunirse y armar, gélidos y temblorosos todavía, un número en caliente, rápido, que al aparecer provocó desde la madrugada colas enormes en los puestos de periódicos de todo el país, a donde el público acudió en masa y compró unos 8 millones de ejemplares de ese histórico número de colección, el 1178. 


El nuevo director, Riss, con el costado derecho aun inmovilizado por las balas que percutieron su homoplato y el caricatursta Luz, quien se salvó de milagro por llegar tarde, así como el médico urgentista Patrick Pelloux, el primero en auxiliar a sus 12 amigos y colegas ejecutados, y otros colaboradores aun traumatizados, paranoicos, insomnes, lograron  la resurreción  casi por milagro de la publicación, pese a que los yihadistas salieron por las calles cercanas a Bastille a celebrar la masacre al grito de “Matamos a Charlie Hebdo”, un grito que resuena desde entonces en las calles de París y obedecía a las órdenes del más oscuro califato surgido en los últimos tiempos, el que ahora destroza y demuele monumentos y figuras milenarias de Nínive y Babilonia en los museos de Irak, y cuelga, lapida, degüella y fusila seres humanos sin cesar. Desde entonces las redacciones de los pricipales diarios y revistas europeos son custodiados por policías armados, así como escoltadas muchas figuras públicas que han escrito o hablado en solidaridad con el medio y respondido a quienes creen que debemos callarnos y ceder el derecho a la sátira ante al amenaza de los asesinos, vestidos de negro, enmascarados y quienes actúan con la misma frialdad que los exterminadores nazis.


En un lúcido editorial, Riss, amenazado como todos por una fatua implacable del califato, expresa con palabras escritas a mano y algunas imágenes todo lo que significó el atroz acontecimiento. Con palabras muy claras, dice lo que ya muchos tienen miedo a decir, y esto porque los criminales yihadistas actuaron de nuevo en Copenhage la semana pasada para tratar de ejecutar a otro caricaturista, el sueco que dibujó al profeta y a una serie de personas de la cultura que debatían en un salón del centro de la capital danesa sobre la libertad de expresión. Aunque tal vez la redacción de Charlie Hebdo no tenía la intención manifiesta de volver a insistir sobre el tema, la acción armada en Dinamarca los obligó a abordarlo, pues siguió el mismo guión aplicado en París los días 7 y 9 de enero, atacando primero a los caricaturistas heterodoxos y luego a un lugar judío. Riss dice que cuando él, Luz y el asesinado ex director Charb llegaban jovencitos a Charlie Hebdo a proponer sus caricaturas mordaces, pensaban “que estaban protegidos por el sacrosanto derecho a la libertad de expresión, pero se pregunta ahora quien tendrá deseos de luchar por el derecho a la blasfemia, quien tiene deseos de desafiar las religiones, si para hacerlo hay que terminar protegido por diez policías 24 horas sobre 24” y responde “Nadie”, él, que se despierta todas las noches aun cuando oye un ruido porque piensa que ya vuelven a exterminarlo.


Riss agrega en este número 1179 de portada color rojo, que “los ataques de París y Copenhage son antes que todo contra una concepción moderna de las relaciones entre individuos, contra la pluralidad de las ideas y de los hombres. Durante siglos, las religiones cuestionaron con violencia esos valores. La época moderna parecía haber ganado para la razón a las religiones retrógradas y su pretensión hegemónica sobre los hombres y los espíritus. Los ataques de París y Copenhage indican que se requerirá todavía tiempo y sangre para que todas las religiones acepten defnitivamente ese marco democrático no negociable”.


El escritor y crítico literario Philippe Lançon, a quien le volaron el maxilar, relata cuando vio a un metro de distancia el cerebro vertido del anterior director Charb, destrozado por las balas. El autor cuenta su estadía en el hospital, las diversas operaciones y sus paseos, ya más recuperado, por los pasillos del hospital, custodiado por sus guardaespaldas en medio de cavilaciones e inquietudes que no cesan.


El nuevo número de Charlie Hebdo es sustancioso porque sigue cumpliendo su función satírica y vuelve a mostrar el talento de los dibujantes que llevan la antorcha prendida del erotismo, lo grotesco y la burla de políticos y poderosos y por medio de entrevistas a expertos aborda con serenidad el yihadismo y la religión islámica y las religiones en general, donde la duda está prohibida. Y discrepa con elegancia de quienes los culpabilizan y dudan de la necesidad de la sátira antirreligiosa y del erotismo a ultranza de los dibujantes libres de todos los países del mundo. Sin ellos dictadores, corruptos, mojigatos y ayatolás ganarán para siempre la partida. Por eso los caricaturistas se han vuelto ahora las primeras víctimas de la intolerancia en un mundo desquiciado. 

 * Publicado en Excélsior. México D.F. Domingo 1 de marzo de 2014.

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