Muchos
analistas y expertos en el conflicto israelo-palestino coinciden en que
los históricos acontecimientos recientes que cambiarán sin duda los
equilibrios regionales en Oriente Medio, significan un desastre inédito
para el gobierno encabezado por Benjamin Netanyahu, quien ha sido el
hombre fuerte del país en los últimos lustros y se ha empecinado a toda
costa en conservar el poder aliándose con extremistas y a quien
responsabilizan por la "inadmisible" falla de seguridad, al no prever el
ataque de Hamás y dejar sin protección del ejército amplios territorios
cercanos a la Franja de Gaza, donde más de mil civiles fueron
masacrados por los islamistas.
Todos
esos académicos, diplomáticos, historiadores, ensayistas, periodistas y
ex militares se muestran absortos por los acontecido, ya que era
impensable si se tiene en cuenta que el ejército y los servicios de
inteligencia israelíes son considerados como de los mejores del mundo,
casi invencibles e infalibles, además de temibles.
El
que miles de militantes islamistas de Hamás hubiesen ingresado por
aire, mar y tierra sin obstáculo alguno a territorio israelí, donde
actuaron a su guisa ese sábado 7 de octubre y al día siguiente, es una
humillación sin nombre para el gobierno israelí, algo nunca ocurrido
desde la fundación del país en 1948. Gaza además es una franja de 362 km
cuadrados rodeada por una barrera metálica e inteligente dotada de los
más avanzados recursos técnicos, que se hunde metros en tierra y se iza
sobre la superficie con antenas y sensibles dispositivos inexpugnables
de alta tecnología dignos de las películas hollywoodenses Blade Runner y
RoboCop.
Coinciden
todos ellos en afirmar que esta humillación histórica es peor a la
ocurrida en la guerra árabe-israelí de Jom Kippour de octubre de 1973,
cuando fuerzas sirias y egipcias atacaron por sorpresa al país, lo que
se tradujo en críticas a la primera ministra Golda Meir y a su ejército y
sus servicios de inteligencia, que tampoco vieron venir la ofensiva
árabe y no dieron crédito a algunos informes y evidencias.
El
historiador y ensayista Elie Barnavi, ex embajador de Israel en
Francia, afirmó en Le Monde que el ataque de Hamás fue "sorprendente
por el momento elegido, la amplitud y la audacia inéditas de la
operación y la devastación que provocó", además por "la total incuria de
la inteligencia militar y civil y la desesperación inicial de las
fuerza de defensa". Y calificó de inexplicable que "el ejército más
poderoso de la región, uno de los primeros del mundo, según nos dicen",
así como los servicios de inteligencia, "fueran incapaces de verlo venir
y después prevenirlo". Lo ocurrido es el resultado "de una conjunción
de dos factores: una organización islamista fanática cuyo objetivo
declarado es la destrucción de Israel; y una política israelí imbécil a
la que se aferraron gobiernos sucesivos, el último de los cuales la
llevó a la incandescencia", añadió muy airado Barnavi.
El
profesor de ciencias políticas Ilan Greilsammer dice en el mismo diario
que para calificar lo sucedido "la palabra desastre en sin duda muy
débil. Es un giro para la historia de Israel. Cincuenta años después
casi día por día, tras haber sido tomado por sorpresa por egipcios y
sirios en la guerra de Kipur, el ejército no vio venir absolutamente el
mortífero ataque orquestrado por Hamás", y por eso "el gobierno de
Netanyahu seguramente no podrá escapar a su terrible responsabilidad en
este desastre" y pronto será solo un "mal recuerdo" para que, después de
elecciones, accedan al gobierno "personas sensatas y responsables".
Mientras
los líderes de la industria armamentística mundial destapan la chapaña
por las futuras ganancias, los académicos especulan sobre la naturaleza
de la retaliación israelí y auguran meses de sufrimiento tanto para
israelíes como palestinos, pues una incursión en la densa Gaza, donde
viven hacinados más de dos millones de palestinos, como ocurre en toda
guerra o guerrilla urbana, puede tardar tiempo y llevar a combates
callejuela por callejuela, edificio por edificio, túnel por túnel, hasta
la destrucción definitiva de ciudades y pueblos como en Irak, Siria,
los balcanes y Ucrania.
Pero
Estados Unidos y Europa, así como sus poderosos rivales China y Rusia,
presionan con insistencia a Israel para que actúe con cautela en el
marco del derecho internacional con el fin de evitar pérdidas civiles y
el sufrimiento de la población de Gaza, bloqueda y sin salida, encerrada
en un gueto, sin agua, electricidad y comida, rehén de Hamás.
En
los países de Oriente Medio, África y Asia se incrementan las
manifestaciones de solidaridad con la población palestina, la mayoría de
la cual no está con Hamás, y crece la tensión en países europeos que
albergan poblaciones de ambos orígenes y creencias religiosas, por lo
que se aplican ya medidas de alerta y prevención ante posibles
contagios, atentados o ataques aislados, como en Francia, donde un joven
islamista de origen checheno mató este viernes a cuchillo a un maestro e
hirió a otras personas al grito de Alá Akbar.
Basta
abrir y leer los libros sagrados de los diversos monoteísmos y
politeísmos, para constatar que esta y otras guerras duran desde hace
milenios y que con toda probabilidad prevalecerán en el futuro lejano,
si la humanidad o el planeta aun existen.
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Publicado en La atria. Manizales. Colombia.
Domingo 15 de octubre de 2023.
Domingo 15 de octubre de 2023.
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