jueves, 11 de diciembre de 2025

VEINTE AÑOS SIN MORENO-DURÁN

Por Eduardo García Aguilar


Uno de los escritores colombianos que en su momento tuvo, a finales del siglo pasado, una gran presencia en el panorama literario colombiano fue Rafael Humberto Moreno-Durán (7 de noviembre de 1945-21 de noviembre de 2005), quien luego de su prematuro fallecimiento vive en un injusto silencio, dados como son los medios literarios colombianos y las editoriales a sepultar y olvidar para siempre a quienes la parca les ha jugado una mala pasada llevándoselos antes de tiempo y no pueden promover sus obras en vanas presentaciones y aceleradas actividades de prensa y marketing.
Moreno-Durán, quien estudió derecho en la Universidad Nacional de Colombia, estaba caracterizado por una gran cultura e inteligencia y a la vez un gran sentido del humor. Los escritores de su generación, que podríamos llamar "De la revista Eco", eran fieles a la idea del autor total, inspirado en grandes figuras como Marcel Proust, Virginia Woolf, Thomas Mann, Herman Broch, Elias Canetti y otros monstruos europeos de obras portentosas y gigantes. 
Para ellos ser escritor era y es devorarse el mundo y la historia con mayúsculas, ejercer un sacerdocio milenario, agitar las palabras y las ideas hasta la extenuación. En los anos 60 y 70 estos jóvenes escritores, entre los que figuraba Moreno-Durán, ejercieron la literatura al extremo, gracias a un espíritu de polígrafos que se lucían y gozaban escribiendo largos ensayos y novelas enormes y supercuidadas donde los protagonistas eran las ideas y el lenguaje. 
También se consideraban intelectuales en el buen sentido de la palabra intelectual, o sea hombres de ideas y de cultura, ligados a los clásicos y a los autores de todas las épocas de la cultura universal. Su tragedia consistió en que el mundo y la vida literaria cambiaron de repente y esas obras magnas, cuidadas, responsables, fueron reemplazadas poco a poco por una literatura frívola y de escándalo, apta para amplios públicosY fue una gran perdida su partida hace veinte años porque en lo que va del siglo XXI nos hemos venido acostumbrando en Colombia a ese lenguaje fácil de los libros autobiográficos escritos por estrellas de la farándula, actrices y actores de telenovelas, cantantes, narcotraficantes, y políticos famosos.
Moreno-Durán se dio cuenta de que su generación había fracasado en el intento y alcanzó a ver la entronización en Colombia de todos esos libros escritos con una prosa raquítica, ajena a sus altas ambiciones. Bajo de estatura, fornido, siempre listo a pronunciar fenomenales ocurrencias, la partida de Moreno-Durán, con todas sus cualidades y defectos, fue una gran pérdida para la literatura colombiana en general. 
La trilogía Fémina Suite, Los felinos del canciller, Mambrú y Metropolitanas, son algunas de sus obras narrativas que están congeladas en el limbo porque son difíciles y exigen pasión de los lectores. A eso se añaden sus muchos ensayos literarios, reunidos en libros, donde mostró su talento y que algunos críticos consideran lo mejor de su obra.
El vanidoso, ambicioso e inteligente escritor Moreno-Durán, nacido en Tunja y quien este pasado noviembre hubiera cumplido venerables 80 años, supo a tiempo de la gran tragedia de la literatura colombiana y es probable que esa certeza aceleró su enfermedad y terminó por matarlo. Había apostado toda una vida por una literatura con mayúsculas y la literatura fue conquistada por lo minúsculo y trivial.
Son inolvidables las veladas vividas con Moreno-Durán en Colombia, México y París. Si un dia se hace un libro de homenaje, sus amigos y enemigos podrán contar quien fue esta gran figura de la literatura colombiana, que merece ser rescatada del olvido y puesta a circular de nuevo para que se conozcan los alcances de su obra y la de sus contemporáneos. Moreno-Durán fue un enorme escritor colombiano y su ausencia se nota en la literatura colombiana de hoy.