Este miércoles murió a los 94 años de edad y a causa
del coronavirus el ex presidente francés Valéry Giscard d'Estaing
(1926-2020), brillante economista que durante su gobierno de siete años
entre 1974 y 1981 modernizó en muchos aspectos al país y se ajustó a una
feliz ola de renovación cultural iniciada un lustro antes con el
movimiento de mayo de 1968.
Medios como Le Monde, Le Figaro, Le Nouvel
Observateur, L'Express, los debates televisivos con su amplio y riguroso
despliegue, se volvieron profesores de este súbito cambio cuando aun
estaban vivos Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir y André Malraux,
entre otras muchas eminentes figuras. La política se anclaba en una
larga tradición, llena de personajes de leyenda, cuyas ideas y palabras
seguían presentes y vivas y se utilizaban en debates y forcejeos
electorales.
Georges Pompidou, quien había sido Primer ministro
del general que liberó a Francia de los nazis y creó la Quinta
República, ya había sentado las bases para la modernización continuada
después por Giscard. Como casi todos los líderes de su tiempo, el
fallecido mandatario que en abril de 1974 ingresaba a la catedral de
Notre Dame en su catafalco, en medio de honores y ceremonias civiles y
militares, tenía una gran cultura y amaba las artes, hasta el punto de
que su celebrada antología de la poesía francesa es una de las más
conocidas y leídas en el país y aun sigue vigente.
A él se debe la creación de el Centro Pompidou, un
espectacular museo futurista de arte contemporáneo, inaugurado con
carácter póstumo en 1977 y que es visitado cada año por millones de
entusiastas amantes del arte de los siglos XX y XXI. El país había
vivido en los últimos meses las visibles huellas de la enfermedad del
mandatario, cuyo rostro se veía hinchado por los efectos de la cortisona
y a quien se le reconocía por su lucidez y los esfuerzos por hacer
avanzar al país en medio de una ola de espectacular progreso económico y
renovación de la sociedad y las costumbres añejas.
Planeaba sin embargo sobre todos la sombra del
general De Gaulle, cuyas memorias también son un clásico de la
líteratura y quien se había convertido en un anciano padre de la patria,
monarca autoritario de dos metros de estaura que vivía de la gloria de
su protagonismo histórico en la Liberación de junio 1944 y quien al
final fue derrotado por la revolución juvenil, que lo obligó a renunciar
y a retirarse de la vida politica en su refugio de
Colombey-les-deux-eglises.
Vivir las elecciones en directo era asistir a una
gran cátedra de ciencia política. En unas cuantas semanas los
observadores experimentaron el desplome y la derrota en primera vuelta
de quien se suponía sería el sucesor natural de Pompidou, el carismático
Jacques Chaban-Delmas y la irrupción como candidato de Giscard, joven
ex ministro de Economia de solo 48 años, un liberal que peleó en segunda
vuelta con el gran socialista François Mitterrand (1916-1996),
derrotado de nuevo por estrechísimo margen, pero quien llegaría
finalmente al poder siete años después para convertirse en otra
referencia histórica.
Sus opositores le reconocen a Giscard el impulso
modernizador, aunque muchos de burlaban de su acento aristocrático, su
altiva elegancia, sus veleidades literarias y eróticas en la senectud,
pues sugería en una malísima novela que había enamorado a la bella
princesa Lady Di. En 2003 ingresó a la Academia Francesa, uno de sus sueños.
Algunos analistas, incluso de izquierda, recordaron con nostalgia estos días su paso por el poder, ya que desde la moderación que era la suya se abrió a los cambios y no retrocedió al promover a través de su ministra Simone Veil cambios fundamentales para la condición de la mujer, entre otras medidas de progreso.
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 6 de diciembre de 2020.
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