Pase lo que pase en las próximas elecciones
presidenciales, se puede decir que los resultados electorales en las
legislativas y las consultas del 13 de marzo pasado significaron un gran
cambio cultural y político necesario para Colombia. Por primera vez en
la historia una nueva ola generacional logró expresarse para llevar al
Congreso a una bancada compuesta por jóvenes y personalidades diversas
de la sociedad civil, regiones marginadas, indígenas, afrodescendientes y
luchadores sociales, entre ellos valiosas mujeres, debido a la paridad
con que se hicieron las listas del Pacto Histórico, impulsado por
Gustavo Petro y Francia Márquez.
Esa bancada, impensable hasta hace poco, variada,
colorida, nueva, regional, estudiantil, universitaria, raizal, aliada
con otras fuerzas alternativas, será la más grande en el Congreso y
abrirá un gran espacio que antes era inexistente en esas instancias
legislativas que desde hace décadas, durante el auge narco-paramilitar,
fueron cooptadas y controladas por mafias oscuras, clanes familiares y
maquinarias nefastas compradoras de votos.
Frente a esta nueva bancada alternativa estará
presente también un poderoso grupo de partidos tradicionales y del
establecimiento, moderados y radicales, por lo que habrá grandes debates
como en los viejísimos tiempos de la República liberal en la primera
mitad del siglo XX, cuando en los años 20 y 30, en un contexto mundial
caracterizado por la lucha entre las esperanzas socialistas y laicas y
las derechas totalitarias y conservadoras, también se expresaron nuevas
fuerzas alternativas.
Estas fuerzas alternativas inspiraron a los
gobiernos liberales de Enrique Olaya Herrera, Eduardo Santos, Alfonso López Pumarejo y
Alberto Lleras Camargo, para la realización de grandes cambios como la
ampliación de la educación, el fortalecimiento de la Universidad
Nacional en su nuevo campus, la creación de escuelas normales abiertas y
laicas, bibliotecas y programas sociales que contribuyeron a la
movilidad social y al progreso del país.
También durante el Frente Nacional, un interesante
experimento de relativa concordia tras la era de la terrible Violencia,
el Congreso colombiano albergó a muchas figuras políticas con ideales,
elocuentes, ilustradas, formadas, técnicas, liberales y conservadores u
opositores progresistas del Movimiento Revolucionario Liberal o la
ANAPO, todos ellos notables personas que discutían con altura sobre los
destinos del país, pero todo eso ya es una foto sepia del pasado, porque
de aquellos honorables senadores y representantes no quedó ni la sombra
y fueron reemplazados poco a poco, salvo alguna excepciones, por
ignaros hampones al servicio de turbios intereses y la corrupción.
El fenómeno expresado el pasado 13 de marzo también
se caracterizó por el surgimiento de nuevos liderazgos que dan voz a las
poblaciones afrodescendientes e indígenas de las periferias marginadas,
como el de la joven candidata a la vicepresidencia Francia Márquez,
quien se dio el lujo de sacar más votos ella sola que varias figuras
poderosas del establecimiento.
Francia Márquez es de la estirpe de Angela Davis,
Martin Luther King y Nelson Mandela y su existencia es necesaria para
terminar con el Apartheid racial y de clase que ha existido en Colombia.
Tiene talento, carácter, belleza, carisma, elocuencia, empatía y además
nombre y apellidos bellos. Su elegancia en prendas y adornos coloridos y
alegres es proverbial y genera tendencia.
Esta abogada y lideresa social, reconocida en el
mundo, ganadora del Premio Goldman de Medio Ambiente, se ha hecho a
pulso con sus propios méritos y contra viento y marea desde la pobreza y
la marginación en el Cauca hasta las aulas universitarias, las giras
internacionales y su actual auge político. Liderados por Francia
Márquez, todos los suyos, los raizales, los marginados, los humillados,
los nadies de los que hablaba Eduardo Galeano, entran por fin con fuerza
en la historia de Colombia.
Verla junto a la gran pianista antioqueña Teresita
Gómez esta semana en Medellín, es un símbolo maravilloso de cambio de
una época y el inicio de la reivindicación y el reencuentro con esas
poblaciones en una Colombia sin clasismos ni racismos, donde reine por
fin la meritocracia y se extinga la hegemonía patriarcal de los nefastos
gamonales y sus delfines y los usos y costumbres de la discriminación
de clase y de raza heredados de la Colonia.
Con Teresita Gómez y Francia Márquez, están de
plácemes precursores como Leonor González Mina, llamada
la Negra grande de Colombia, y desde el más allá Delia y Manuel Zapata Olivella, Arnoldo
Palacios, Carlos Arturo Truque, Oscar Collazos y otras figuras de la
cultura afrodescendiente colombiana.
Muchos nunca pensamos ver en nuestras vidas la
emergencia de esos nuevos liderazgos, apoyados por los jóvenes y muchos
miembros de las clases medias urbanas de todo el país, que están al
tanto de los cambios que en ese sentido se han dado en el mundo en las
últimas décadas y entre los que se incluyen también la reivindicación de
los derechos de las mujeres y de la población LGTB.
Nuestra generación creció viendo y palpando con
dolor esa injusticia de la marginación racial reinante en todo Colombia,
especialmente en los departamentos de las Costas pacifica y atlántica, y
en los territorios indígenas, pero ahora se abre una luz de esperanza
impulsada por las nuevas generaciones que derrumban con alegría los
muros, ante el estupor de anacrónicos hidalgos nostálgicos del pasado,
la servidumbre, la discriminación y el odio.
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 10 de abril de 2022.
4 comentarios:
En efecto, se trata de una propuesta alternativa de gobierno construida por las bases sociales que acompañan a la coalición, centrado en la justicia social y paz.
Saludos.
Eduardo, felicitaciones es un articulo iluminador, ponderado e inteligente. Pero ante todo, muy bien escrito.
MARIO NEREA.
Excelente recorrido literario por nuestra historia política. Este surgir de las nuevas generaciones y de los nadies liderados por Francia Márquez es mágico y espléndido. Quisiera que así como de Colombia surgió un ejemplar acuerdo de paz, de Colombia esté surgiendo ahora el modelo de gobierno y de sociedad que merecemos para el siglo XXI. Anhelos que nos regresan a la confianza en el ser humano casi perdida en el lodo de la violencia.
Francia Márquez es darle alas a la vida, nos inspira el poder de la contemplación sin miedo a ser un desaparecido, nos brinda brinda la oportunidad de no más odio y "aprender a SABROSOOOO!!
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