Por Eduardo García Aguilar
Traductor de la epopeya de Gilgamesh y el Código de
Hammurabi al francés y uno de los grandes asiriólogos del mundo, Jean
Bottéro (1914-2007) es además un excelente escritor que cuenta con
maestría la aventura de tres milenios de la civilización mesopotámica
con una prosa de gran exactitud semántica, y además humana, sabrosa y
pedagógica.
Por haberse negado a dar certificado histórico al
libro sagrado Génesis, tuvo que renunciar a su sacerdocio y a la orden
de los dominicos en 1950, pero no sin antes ser reconocido como
autoridad por la Escuela bíblica de Jerusalén. Como laico, Bottéro
trabajó décadas en el Centro Nacional de Investigación científica (CNRS)
y en la Escuela Práctica de Altos Estudios de Francia, participó en
múltiples excavaciones e investigaciones arqueológicas y se convirtio en
uno de los más respetados especialistas en aquel mundo fascinante de
cuyo imaginario la cultura occidental proviene en gran parte.
Su pasión por esos humanos que vivieron en la fértil
región del Éufrates y el Tigris, en lo que hoy es el martirizado Irak, a
veces dominada por Babilonia y otras por Nínive hasta su final en manos
de Ciro en 539 antes de nuestra era, lo condujo a aprender las
múltiples lenguas muertas en que hablaban y después a trabajar en el
amplio acervo de medio millón de tabletas de arcilla con escritura
cuneiforme, que eran los libros o los pergaminos de la época donde se
cuenta la vida cotiana, ideología, mitos y leyendas, leyes, vida sexual y
marital, las artes culinarias y agrícolas, la fabricación de la
cerveza, bebida nacional, y las costumbres en general de esas
poblaciones paganas politeístas.
En su libro Mesopotamia, la escritura, la razón y
los dioses, que es apenas una de sus celebradas obras sobre el tema,
Bottéro explica de manera minuciosa el origen de esa cultura en todos
sus aspectos, especialmente en el que atañe a los dioses, que eran como
un reflejo especular de las dinastías terrestres, con sus intrigas,
tragedias, enfermedades y conflictos. Y a través de esas entidades
míticas y reales se interna en las leyes tácitas que rigen todo tipo de
actividades y en la cosmogonía y el relato de los orígenes del mundo y
del ser humano como tal, o antropogonía.
Bottéro nos revela el significado de esos milenarios
textos poéticos que relatan los hechos de los dioses relacionados de
manera intrincada con el viaje permanente de los astros, entre ellos los
más visibles como el Sol, la Luna y Venus, cometas y constelaciones,
así como los elementos, el agua, el fuego, el barro, el viento. De
múltiples textos poéticos y narrativos destaca la coherencia de aquellos
escribas en su tarea de imaginar cosmogonías y antropogonías precisas y
funcionales para regir el comportamiento de los individuos en la
sociedad, así como su relación con los dioses, comandados por una
curiosa trilogía compuesta por el ancestral padre fundador, el hijo
gobernante y un sabio espíritu especial de una gran capacidad
intelectual, estratégica y técnica, que asesora y guía en todos los
asuntos al soberano tanto en los cielos como en la tierra.
En ese viaje y desciframiento de las tabletas
realizado por Bottéro y muchos otros asiriólogos del siglo XX,
descubrimos por ejemplo que el relato bíblico del Arca de Noé se remonta
milenios a atrás como fruto del ingenio imaginario babilónico. Una
rebelión de los dioses menores obligados a trabajar para mantener a los
superiores conduce a la creación de los humanos por consejo del espíritu
sabio, para que se encarguen ellos de las tareas y los oficios, pero su
rápida proliferación y el ruido y caos que generan molestan a la deidad
principal, que decide disminuirlos primero con enfermedades, pestes o
catástrofes, métodos infructuosos que la llevan a planificar su
exterminio definitivo por medio del diluvio total.
Pero gracias a la astucia de algunos de los dioses
del panteón que no estaban de acuerdo con la medida, se logra comunicar
esos designios secretos a una familia que finalmente viaja en el Arca
cargada de fauna y flora, salvando así a la humanidad de su
desaparición. Descubrimos así el ingenio del realismo mágico de los
escritores de aquella civilización, escribas y letrados que concibieron
esas historias y las dejaron para siempre impresas en las tabletas
cuneiformes.
Autor
entre otros libros de La religión babilónica, La epopeya y la creación y
Babilonia y la Biblia, Jean Bottéro es uno de esos sabios increíbles
que dedicaron su vida a abrir ventanas allí donde hasta hace siglo y
medio había un inmenso silencio rodeado de ruinas monumentales. Y esa
ventana se abre a través de Mesopotamia a las decenas de miles de años
de la vida humana anterior, de la que tenemos rastros como el arte
parietal, aunque no mensajes directos escritos como sí se dio en
Mesopotamia y Egipto.
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 25 de septiembre de 2022.
* Fotos: Jean Bottéro y el Código de Hammurabi.
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