sábado, 30 de diciembre de 2023

EL ESCÁNDALO DE GÉRARD DEPARDIEU

Por Eduardo García Aguilar

El gran actor francés Gérard Depardieu (1948) se ha encontrado las últimas semanas en el centro mediático, inmerso en una violenta polémica nacional que divide a la opinión, políticos y artistas respecto a su comportamiento en materia sexual, sus declaraciones a favor de Fidel Castro, Vladimir Putin y Corea del Norte y su lenguaje soez y vulgar.

Después de la presentación en la televisión del documental Complemento de Investigación donde aparecen fragmentos de una película que filmaba el también polémico escritor Yan Moix en Corea del Norte con el famoso actor, múltiples sectores de la opinión pidieron que se le retiren a Depardieu los honores y condecoraciones como la Legión de Honor e incluso se dejen de ver sus películas, debido a unas declaraciones que a su parecer son machistas, libertinas, groseras y desconsideradas con las mujeres, pero que, según el director del filme, eran ficción.

El escándalo llegó hasta la misma presidencia de la República, ya que el joven mandatario francés Emmanuel Macron habló por televisión muy airado ante todo el país defendiendo a la estrella cinematográfica que "enorgullece a Francia", reivindicó su presunción de inocencia y abogó por evitar su cancelación, pues dijo que "detesta la caza de brujas".

Macron habló después de que la ministra de Cultura hubiera iniciado un proceso para contemplar la posibilidad de quitarle la Legión de honor recibida hace tiempo, lo que significó una humillante desautorización pública a la frágil ministra. Después unas 50 figuras famosas de todos los sectores publicaron una carta donde hablan de los méritos del actor, sin duda uno de los más grandes del último siglo al lado de Jean Gabin, Yves Montand, Alain Delon, Jean Paul Belmondo, entre otros.

Su expareja la actriz Carole Bouquet, quien vivió diez años con él, dijo que jamás fue violento o abusivo con ella y alertó sobre la fragilidad del artista, atacado desde todos los frentes como si fuera un "monstruo", cuando, según ella, es un hombre, que aunque vulgar, malhablado y polémico es una persona generosa, buen amigo, amante de la vida, el arte y la buena mesa.

También salieron en su defensa las míticas Brigitte Bardot, Fanny Ardant y Catherine Deneuve, quienes elogiaron su cualidad como persona y actor. Pero las asociaciones de feministas insistieron en que estaban en curso dos demandas por acoso sexual y violación presentadas por jóvenes actrices o colaboradoras. Y las actividades públicas, presentaciones y conciertos del actor han sido cancelados por temor a manifestaciones en su contra.

La gran actriz Sophie Marceau señaló que Depardieu nunca hostigaba a las grandes estrellas sino a las pequeñas colaboradoras y asistentes durante las filmaciones. Otros recordaron que ya en una ocasión había sido borrado de la lista de posibles candidatos al Oscar de Hollywood por versiones en torno a su comportamiento sexual, muy usual en los tiempos de su juventud en los años 60 y 70, cuando se vivían los tiempos del Peace and Love y la liberación sexual generalizada, representados en la famosa película erótica Les valseuses (1974), de Bertrand Blier, que él protagonizó.

Esos comportamientos de liberación sexual desbordada, usuales y tolerados en aquellos tiempos de sexo, droga y rock and roll perdieron auge y recibieron la estocada final con la caída espectacular del director del FMI Dominique Strauss Kahn en 2011, el auge del movimiento Metoo, el encarcelamiento del superproductor de cine Harry Weinstein y la vindicta pública de notables libertinos como el fotógrafo de adolescentes David Hamilton, quien se suicidó por acusaciones de abusos, el ostracismo del director de cine Roman Polanski, cuyas películas ya ni se estrenan, y decenas de figuras de cine, literatura, televisión, política, finanzas y farándula, entre otros.

El siglo XXI ha significado un cambio radical en la percepción de ciertas costumbres de orden sexual y moral practicadas en Occidente, a lo que se agrega el auge de la crítica al patriarcado milenario, el empoderamiento de las mujeres contra del dominio implacable del hombre sobre ellas a través de la historia, consideradas solo como botín de guerra o moneda de cambio tribal o social, comportamientos por desgracia aun vigentes en la mitad del globo dominado por religiones cavernarias. 

Este siglo también ha significado el empoderamiento y la visibilidad progresivos de los sectores LGTBQ, humillados y perseguidos desde siempre, e incluso lapidados y ejecutados en la actualidad en muchos países africanos, árabes y asiáticos que persiguen la homosexualidad.

Aunque la justicia aun no se pronuncia sobre las denuncias en contra de Depardieu y habrá que esperarr a su veredicto, como lo pide el presidente Macron, lo cierto es que este escándalo hace parte de una ola imparable en la que los varones ya no podrán comportarse ni actuar como ocurría antes de este siglo XXI, e incluso la Iglesia católica ha reconocido y pedido perdón por abusos sexuales cometidos por algunos miembros de su clerecía en el pasado en muchos países del mundo. 
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Publicado el domingo 31 de dieciembre de 2023. La Patria. Manizales. Colombia.



miércoles, 27 de diciembre de 2023

LA RETIRADA DE MARIO VARGAS LLOSA

Por Eduardo García Aguilar

Mario Vargas Llosa (1936) anunció  su retiro de la vida literaria a los 87 años, al cesar la publicación de su columna quincenal en el diario español El País, publicar su última novela de temas peruanos y revelar que ajusta los detalles finales de un libro sobre el escritor francés Jean Paul Sartre, que lo influyó mucho durante su juventud en Perú y sus primeros tiempos parisinos.

El peruano ha sido protagonista de la vida literaria hispanoamericana desde muy joven y gracias a una capacidad de trabajo impresionante y una disciplina a toda prueba, ha creado una vasta obra con múltiples novelas consagradas, libros de ensayos, reportajes y artículos en los que ha abordado a través de las décadas la actualidad mundial.

Además se dio el lujo de aspirar a ser presidente de su país y vivió  la experiencia de una intensa campaña electoral en la que fue derrotado por Alberto Fujimori. Después de obtener todos los premios y honores posibles, decenas de doctorados honoris causa y condecoraciones, logró  al fin la presea máxima, el Premio Nobel de Literatura, que le había sido esquivo hasta entonces y que pensó nunca lograr a causa de sus radicales posiciones derechistas. Caído el Muro de Berlín en 1989, ese obstáculo se derrumbó al fin y desde entonces ese galardón, que antes premiaba a autores hispanoamericanos de izquierda como Neruda y García Márquez, empezó a otorgarse después a autores de derecha como Camilo José Cela, Octavio Paz y Vargas Llosa.

Para lectores y autores de varias generaciones Mario Vargas Llosa siempre ha estado presente desde hace más de seis décadas, infatigable, omnisciente y omnipotente en el escenario cultural y para bien o para mal ha influido en nuestra práctica literaria, irrigando con su fuerza nuestra pasión por las letras.

En mi caso se remonta a los tiempos del bachillerato, cuando cayeron en mis manos sus primeros libros clásicos Los cachorros, La ciudad y los perros, Conversación en la Catedral y Pantaleón y las visitadoras, donde el peruano abordaba con talento la vida real de su país, el ambiente escolar, la bohemia periodística y la pobreza y la violencia ancestrales peruanas. En ese entonces Vargas Llosa era de izquierdas y durante varios años apoyó  a la Revolución cubana hasta alejarse poco después de esa ideología y adoptar el pensamiento liberal.

Después de leerlo uno quedaba impregnado de su prosa y guardo unos cuadernos viejos en los que en cuarto y quinto de bachillerato traté de escribir una novela donde sin duda imitaba su estilo. Por esos años el joven y apuesto Vargas Llosa, cuyo rostro parecía el de un galán de telenovelas, vino a Manizales al Festival Internacional de Teatro latinoamericano y protagonizó  allí una reyerta con muchachos de izquierda que le reclamaban por sus nuevas ideas reaccionarias.

O sea que a todos los escritores latinoamericanos de las generaciones posteriores, el narrador peruano en las capitales y en las ciudades de provincia nos ha inspirado y dado fuerza para escribir, pues sus libros siempre circularon en todo el ámbito de la lengua y fueron traducidos a todas las lenguas posibles. Su actividad infatigable, su ardua lucha para escribir magníficas novelas, algunas de gran calado, y su sinceridad al decir y defender lo que piensa contra viento y marea son un ejemplo para todos. 

El peruano se ha dado el lujo además de enamorarse como un adolescente a los 80 años de edad de la diva filipina Isabel Preysler y vivió con ella un largo romance que terminó mal como muchas historias de amor de telenovela, llenando de chismes y sobresaltos revistas del corazón como Hola y páginas de entretenimiento de los diarios.

O sea que el maestro, después de ese último episodio romántico del que salió chamuscado, ha comprendido que el fin se acerca y con sabiduría prefiere replegarse a sus aposentos privados a pensar en una larga vida de éxitos, fracasos y emociones sin fin. Vargas Llosa es sin duda un pilar fundamental de la literatura en castellano y una figura admirable de rango mundial, excepcional por su precocidad, vitalidad y longevidad pocas veces vistas.

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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 24 de diciembre de 2023. 
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viernes, 15 de diciembre de 2023

CIEN AÑOS DE LA VORÁGINE

Por Eduardo García Aguilar


El próximo año se celebrarán los cien años de la primera edición de La Vorágine en noviembre de 1924, clásico de la novela colombiana y latinoamericana que cuenta cada vez con más admiradores, escrito por el joven abogado y diplomático José Eustasio Rivera (1888-1928), quien murió en Nueva York cuando estaba lleno de planes para escribir nuevas obras, una de ellas sobre el oro negro, y llevar al cine sus historias.

Como tantos otros novelistas del mundo, Rivera escribió su obra maestra antes de los 40 años, década en que se tiene un gran vigor, las neuronas de la imaginación están en plena efervescencia y se está a punto de llegar a una madurez alcanzada por la experiencia de la dura vida y la acumulación apasionada de lecturas. Por lo regular, salvo excepciones como la de Cervantes y su Quijote, las grandes obras maestras que consagran para siempre a los autores fueron escritas entre los 35 y los 40 años de edad y muchos fueron los que pasaron a la historia dejando solo uno o dos libros antes de morir jóvenes.

En otros casos, como el de Juan Rulfo, sus dos obras maestras El llamo en llamas y Pedro Páramo fueron escritas en ese lapso de juventud cuando despuntaba a la literatura recién llegado a la capital desde su provincia natal en los años 50 del siglo pasado, pero a diferencia de otros que desaparecieron proyectando el mito que genera la ausencia, el mexicano sobrevivió a su propia obra y se silenció para siempre como si hubiese quedado mudo por la inesperada gloria.

Debe ser terrible escribir joyas literarias en esa etapa y sobrevivir a ellas hasta la vejez, cargando el éxito como un pesado monolito. Quienes tuvimos la fortuna de coincidir con Rulfo en la Ciudad de México antes de su muerte en 1986 y alcanzamos a verlo por casualidad como un fantasma en la calle, presentaciones, homenajes, cocteles, librerías y cafeterías, lo percibíamos desamparado con sus gruesas gafas oscuras de carey que ocultaban las fuertes resacas que le provocaba su conocido alcoholismo.

Cuando se le preguntó alguna vez a Rulfo lo que le aconsejaba a los jóvenes para escribir novelas, afirmó con toda sencillez campesina que lo más importante era comer mucha carne, pues se necesitaban proteínas para carburar con energía un mundo imaginario lleno de paisajes, personajes y acciones, o sea crear un mundo dentro del mundo, forjar un estilo y armar el andamiaje de los argumentos.

Supongo que Rivera comió mucha carne en sus años juveniles en su calurosa tierra natal del Huila, al sur de Colombia, y cuando recorría el país y las fronteras con Perú, Venezuela y Brasil para delimitarlas en medio de las vicisitudes de la selva, los peligros de los caudalosos ríos y las amenazas de los forajidos que reinaban en ese enorme territorio sin ley de los llanos y las selvas orientales que van hacia el Amazonas, llenas de bichos indomables o mosquitos e insectos que tal vez le inocularon el mal que le provocaba cíclicas convulsiones y delirios maláricos y se lo llevó tan temprano. 

Pero de todas esas aventuras supo hacer un condensado tan vital, que al releer La Vorágine uno vuelve a vivirla con toda su fuerza y velocidad, porque está llena de verdad humana y sus personajes, codiciosos hombres y mujeres solitarios y aventureros en desbandada y la ilegalidad, son absolutamente verosímiles. También hay un tejido de palabras, una música, una fuerza de prosística extraordinaria que puede calificarse de febricitante.

Y no solo se dio el lujo de escribir La Vorágine, sino también esa bella colección de poemas que lleva por título Tierra de promisión, otra pequeña joya clásica de la poesía hispanoamericana que se codea con los grandes poetas continentales modernistas como Rubén Darío, Salvador Díaz Mirón, Julio Herrera y Reissig, Amado Nervo y Leopoldo Lugones, el español Federico García Lorca, y contemporáneos suyos como Vicente Huidobro o un poco menores que él como Pablo Neruda y Jorge Luis Borges que sí cargaron con el monolito de la gloria hasta la vejez.

José Eustasio Rivera, como José Asunción Silva y Alfonsina Storni, y tantos otros escritores y escritoras latinoamericanos que partieron del mundo muy temprano dejando una leyenda, a veces por voluntad propia, sigue haciéndonos viajar por lo más profundo y trepidante de nuestros orígenes tropicales. 

Rivera por fortuna no sobrevivió a su gloria y no tuvo que envejecer cargando la mole como sí les ocurrió a José Vasconcelos, Rómulo Gallegos o el propio Gabriel García Márquez, que en su última década de existencia, aquejado de demencia y olvido, no sabía que era Premio Nobel. En cada escritor hay el augurio de la tragedia, pues la vida, como la naturaleza misma y el universo, es una sucesión cíclica y cataclísmica de catástrofes y sinsabores que no atenúan ni las medallas ni los honores de la gloria o los aplausos de la posteridad. El fin prematuro de Rivera entre fiebres y convulsiones fue injusto y cruel, pero ahora está más vivo que nunca.  
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 17 de diciembre de 2023.


     


domingo, 10 de diciembre de 2023

LA CATEDRAL RENACE DE SUS RUINAS

Por Eduardo García Aguilar


Después de cuatro años de intensos trabajos la catedral Notre Dame de París se acerca poco a poco a la restauración completa, que será concluida e inaugurada el 8 de diecimbre de 2024.  Desde hace poco ya se puede ver el andamiaje que cubre la aguja central que ardió y se derrumbó con la antigua cúpula medieval de madera construida por artesanos de su tiempo ante el estupor de los parisinos y del mundo aquel fatídico 15 de abril de 2019.

La nueva aguja que acaba de ser izada es idéntica a la diseñada por el arquitecto Eugène Viollet-Leduc, quien restauró la catedral a mediados del siglo XIX y cuenta en su cima con una corona, una cruz y un gallo final que culminan en la punta, a una altura de 96 metros. Los curiosos acuden en estos tiempos de fiestas navideñas a ver el andamiaje desde los barrios y calles aledañas y el presidente francés Emmanuel Macron visitó este viernes las obras para corroborar que todo se cumplirá en la fecha programada. 

La iglesia devastada tuvo que ser limpiada primero de sus escombros e incluso varios robots trabajaron para retirar objetos cuando aun los trabajadores no podían ingresar a los amplios espacios internos aun frágiles y con riesgo de que desde las alturas se desprendieran muros, piedras, metales u objetos. Un ejército de arqueólogos, arquitectos, expertos, historiadores, ebanistas, artesanos, artistas conformaron un equipo que a lo largo de estos años ha cumplido una tarea científica que ha traído sorpresas y descubrimientos y develado nuevas técnicas en materia restaurativa. Además del nuevo entramado de madera de la cúpula y la flecha, se reemplazarán seis enormes vitrales del siglo XIX que serán realizados por los artistas contemporáneos que ganen la convocatoria para dejar una huella de esta época hacia los siglos.  

La catedral fue construida entre los siglos XII y XIV y a lo largo de casi un milenio ha sido centro simbólico de la ciudad, lugar de bautizos, bodas, coronaciones y ceremonias que han marcado la historia del país e inspirado múltiples obras, entre ellas la novela de Victor Hugo Nuestra Señora de París, verdadero emblema literario nacional. En Gargantúa y Pantagruel de Rabelais, el obeso gigante se sube a sus torres para escandalizar a los parisinos.

Hay otras catedrales góticas notables en toda Europa como las de Colonia o Estrasburgo, joyas increíbles que encarnan la fuerza estética de una época enfrentada a la eternidad, ya que la construcción minuciosa de estas moles de piedra tardaba siglos e involucraba a varias generaciones.

Cuando se vieron las llamas devorar Notre Dame la conmoción fue total, ya que nadie podía imaginar que una catástrofe de esta índole pudiera afectarla y durante unas horas, mientras los bomberos luchaban contra el fuego, había incertidumbre sobre la posibilidad de un derrumbe total si una de las torres laterales cedía, arrastrando en su caída todo el monumento.

Los bomberos enviaron a un equipo suicida a esa torre, con la consigna de salvarla, pero a sabiendas que en su tarea heroica podían perecer. Solo después de medianoche se conoció el éxito de la misión y el público agolpado que observaba la tragedia desde cerca, junto a  los puentes o en las riberas del río Sena, pudo al fin suspirar aliviada.

Me enteré de la noticia al instante al observar en la tarde las imágenes transmitidas en directo por la televisión en un bistrot popular donde la gente especulaba sobre si se trataba de un atentado islamista o un incendio accidental. Entonces no dudé en tomar el metro y acercarme al lugar para ver desde la otra orilla del río, debajo de un puente desde donde había una excelente vista, la evolución de la situación a lo largo de las horas, hasta el desenlace final, cuando las autoridades anunciaron que tenían controlado el fuego aunque la destrucción parcial era un hecho.

Debajo de los puentes o en las calles aledañas se veía a los citadinos de todas las edades y orígenes paralizados y en silencio ante las llamas que devoraban el templo y las altas escaleras de bomberos desde donde se lanzaban poderosos chorros de agua. Sin duda el momento era histórico e incluso en algunas esquinas o plazas los fieles católicos cantaban, oraban o interpretaban música clásica para tratar de conjurar la pesadilla. Podía uno imaginarse entonces escenas similares ocurridas a lo largo de los siglos en otras ciudades o pueblos europeos que vieron arder sus templos centrales o pulverizarse barrios enteros construidos siglos antes por sus ancestros medievales con motivo de guerras o asonadas.         

Cuando supimos que no se derrumbaría, muchos acudimos a celebrar a alguno de los bares o restaurantes que permanecían abiertos para atender a la muchedumbre de curiosos que invadieron las inmediaciones, especialmente en el lado izquierdo de la ciudad por el Boulevard Saint Michel. Ahí brindamos con vino por la tarea de los bomberos que acudieron prestos a salvar la catedral, un poema encarnado de piedra que en un año volverá a recibir a millones de visitantes de todo el mundo.
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 10 de diciembre de 2023.

 


   
 





sábado, 2 de diciembre de 2023

MITO Y SOMBRA DE HENRY KISSINGER

Por Eduardo García Aguilar

Varias generaciones aun sobrevivientes de analistas, académicos, periodistas y políticos del mundo entero estuvieron al tanto de las acciones y la fama creciente del recién fallecido Henry Kissinger (1923-2023), el Metternich estadounidense practicante de la realpolitik y figura clave para su país de adopción durante el largo periodo de la Guerra Fría y aun después.

Todas las potencias mundiales en la historia de la humanidad han conservado este tipo de eminencias grises al lado del monarca y en los pasillos del poder, que como Maquiavelo, Mazarino, Richelieu, Colbert, Talleyrand, Fouché, Rasputín y tantos otros actuaban en las sombras aconsejando a reyes y gobernantes en el arte de evitar o iniciar guerras y de conjurar las amenazas de los enemigos. 

Todos ellos encendían y apagaban conflagraciones buscando el interés mayor de las potencias para las que trabajaban fueran China, Japón, Inglaterra, Francia, Rusia, el Imperio Austrohúngaro, España, Estados Unidos o la Unión Soviética. Muchas veces, como el propio Kissinger en Vietnam y Camboya, a sabiendas de que sabían la guerra perdida, la prolongaban para sacar algún beneficio adicional de la catástrofe, causando la muerte de miles de soldados enviados al frente y cientos de miles civiles, entre ellos niños y mujeres en los territorios ocupados.

Las eminencias grises actúan fríamente a nombre de la realpolitik como Kissinger, guiados por los intereses que sirven y ven el mundo como un tablero de ajedrez donde los sentimientos están prohibidos. Hace poco, antes de cumplir sus cien años, Kissinger fue recibido por el líder comunista chino Yi Xiping en un nuevo encuentro histórico que recordaba que fue él quien propició la cumbre entre el presidente Richard Nixon y Mao Tse Tung, abriendo así una nueva e inédita etapa de entendimiento entre las dos grandes potencias enemigas. También propició momentos de distensión con la Unión Soviética en tiempos de Brezhnev, por lo que se le considera un gran protagonista de la guerra fría, personaje que ha pasado a la historia al lado de otros cancilleres famosos de la humanidad.

Además de la devastadora guerra de Vietnam y la matanza en Camboya, Kissinger fue también el artífice del sangriento golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende en Chile y el ascenso del tenebroso dictador Augusto Pinochet, ya que él consideraba que su llegada al poder por elecciones democráticas era aun más peligrosa para Occidente y beneficiaba a la larga a la Unión Soviética y sus intereses mundiales.

Nacido de Bavaria en 1923, el inmigrante que llegó niño a Estados Unidos poco después de la la tenebrosa Noche de los cristales rotos propiciada por los nazis en Alemania, que anunciaba los horrores futuros del hitlerismo, se destacó desde muy temprano como brillante analista geopolítico y a los 27 años creó la revista Confluencia en la que colaboraron grandes figuras liberales alemanas como Hanna Arendt y Arthur Shlessinger, entre otros, que vieron de niños el fin de la República de Weimar y el ascenso nazi gracias al voto democrático de su pueblo. Nunca abandonó su marcado e inconfundible acento germano, pero quienes lo conocieron dicen que era el más estadounidense de los estadounidenses.

Brillante estudiante de la Universidad de Harvard y autor desde muy temprano de libros reconocidos sobre Metternich, Spengler y Toynbee y sobre temas de poder y estrategia nuclear, Kissinger fue habitual de los gabinetes secretos en Washington, primero de candidatos fallidos a la presidencia, hasta el triunfo de Nixon, quien lo aupó a la Secretaría de Estado (1973-1977) y llegó a la fama mundial e incluso a obtener el Premio Nobel de la Paz en 1973.

Este año Kissinger seguía dando entrevistas y conferencias y viajando por el mundo, dotado de total lucidez hasta el punto de disertar sobre los conflictos crecientes de estos últimos años, con los que se están definiendo los rumbos del planeta para las próximas décadas. 

Sin duda como experto en conflictos comprendía muy bien lo delicado de la situación actual del planeta. Una de sus consignas es que las guerras pueden ser menos devastadoras si son conducidas por adversarios realistas pragmáticos y no por bandos fanáticos de idealistas o utópicos. Como liberal a ultranza, consideraba que la sociedad capitalista, para él libre, era mucho más revolucionaria que una sociedad socialista inspirada en los ideales del siglo XIX. Odiado y admirado, Kissinger ha muerto centenario este miércoles y sin duda será estudiado en el futuro en las aulas de las facultades de ciencias políticas y gobierno del mundo. 
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 3 de diciembre de 2023.



 

martes, 28 de noviembre de 2023

ACTUALIDAD DEL ORIENTALISMO

 Por Eduardo García Aguilar

Nunca había venido a la tierra tunecina, pero estar aquí al frente del mar Mediterráneo, cerca de donde estaba la mítica ciudad de Cartago, cantada por Gustave Flaubert en su novela Salambó, es una delicia inolvidable. En el siglo XIX los viajeros europeos y de otras regiones amantes de los orientalismos solían viajar al Magreb en busca de ruinas fenicias y romanas o de los rastros del imperio otomano que inspiró al novelista Pierre Loti.

El orientalismo siempre tuvo una connotación erótica para los blancos europeos de las potencias que dominaron en los siglos XIX y XX aquellas regiones inundadas por un sol permanente frente a las aguas mansas del mar Mediterráneo, en cuyo seno durante los milenios comerciaron y viajaron los habitantes de medio mundo llevando de un lado a otro sus mercaderías, jarras repletas de aceite de oliva, vino, cereales o especias, perfumes, joyas y cerámicas.

Puede decirse que en el Mediterráneo, especialmente en la vasta parte del norte de África, se inspiraron grandes obras literarias griegas y latinas que aún hoy hacen vibrar a los lectores, bibliomaniacos y bibliópatas del mundo. Desde antes de los tiempos de Alejandro Magno grandes viajeros, reyes, aventureros, iluminados, profetas como Pablo de Tarso y San Agustín y guerreros viajaron sobre esas aguas en ágiles naves visitando los grandes puertos como Cartago y Alejandría y muchos más, donde se construyeron algunas de las maravillas del mundo.

Se hablaba del Faro y la Biblioteca de Alejandría y de las maravillas de Cartago y muchas otras ciudades construidas por griegos y romanos en estas tierras, escenario de obras tan increíbles como La Odisea de Homero o La Eneida de Virgilio o El asno de oro entre muchas otras, sin contar las páginas del gran Herodoto que hizo un reportaje minucioso sobre los misterios y sorpresas de todas las civilizaciones presentes. Después, bajo dominio otomano, se pusieron de moda los sultanes y el mítico harem que inspiraba a los nostálgicos del orientalismo.

Mar rico en alimentos, proveedor de energía y sol, espacio interno donde se mezclaban todas las razas y culturas, el Mediterráneo sigue aún vivo y activo en estos tiempos del siglo XXI donde también se dan las guerras inspiradas en otras conflagraciones milenarias, como si el tiempo fuera cíclico y circular. Los pueblos que viven hoy en estos territorios fértiles y desérticos son los descendientes de soldados griegos, fenicios, romanos y árabes que después de viajes interminables decidían quedarse para siempre a este lado del mar, proveedor de los deliciosos dátiles y el generoso aceite de oliva. A veces bajo el reino de la paz y otras bajo el dominio del éxodo y la guerra.

Desde el alto fuerte de Orán, construido por los hispanos, uno observa el puerto y la apacible superficie marítima. Igual desde Argel, una bahía larga que se extiende junto a colinas pobladas de habitaciones, medinas, cashbas, faros y miradores espectaculares o de la urbe construida por los colonizadores franceses, intacta aún a pesar de la independencia. Y en la capital tunecina, desde las alturas de Sidi Abou Said, se observa igual la superficie marítima de un azul peculiar y las atmósferas vividas en su tiempo por griegos, etruscos, romanos, fenicios, y más tarde por todo tipo de viajeros literarios que llegaban a aquí para irrigarse de belleza y erotismo oriental.

En el mejor y más bello restaurante llamado En los bellos viejos tiempos, situado en las alturas de Sidi Abou Said, observo la sucesión de casas blancas de ventanas azules parecidas a los pueblos de todas las islas griegas visitadas desde tiempos inmemoriales por filósofos, guerreros, poetas y monarcas fastuosos. Me he enterado que en este paraíso tunecino de arquitectura arabigoandaluza vivió y escribió Michel Foucault la Arquelogía del saber, cuando era un joven profesor inquieto, y que como aquí están cerca el palacio presidencial y las antiguas mansiones de los poderosos sultanes del siglo XIX han venido al lugar figuras como la tunecina Claudia Cardinale, Chateubriand, Paul Klee, Alphonse de Lamartine, André Gide, y grandes personalidades de la diplomacia, como el egipcio Butros Butros Gahli y la estadounidense Madeleine Albraight.

Por estas bahías del Maghreb corre la poesía y el erotismo oriental que inspiró a tantos poetas como el greco-alejandrino Constantis Cavafis, el novelista Lawrence Durrel, autor del Cuarteto de Alejandría, o el sabio poeta italiano Guseppe Ungaretti. Homero, Virgilio y Flaubert usaron estos ámbitos para sus ficciones y aún el territorio sigue intacto a pesar de conflictos, revoluciones y guerras, inspirando la utopía de los iluminados, la pasión de los poetas y la locura de los santos.

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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 26 de noviembre de 2023.

 

HABLAR DE LITERATURA EN ARGELIA

Por Eduardo García Aguilar

Argelia era un secreto que guardaba desde la adolescencia, cuando al leer El Quijote de la Mancha descubrí que se trataba de un manuscrito hallado redactado por el argelino Cidi Hamete Benengalí y que Miguel de Cervantes, su inventor, vivió cuatro años cautivo en la capital Argel y pasó una temporada en el puerto de Orán, segunda localidad del país, situada frente a la hispana Alicante.
 
Cervantes empezó en estas tierras a fraguar la idea de escribir su obra maestra. Argel y Orán están situadas en las costas mediterráneas muy cerca de España y a lo largo de los siglos las poblaciones de uno y otro lado estuvieron en comunicación o experimentaron cíclicos movimientos migratorios. Desde tiempos lejanos fenicios, griegos, romanos y otros pueblos habitaron las localidades de este enorme espacio cuyo centro son las aguas del mar interior cantado y contado por Homero y Herodoto. Aceite de oliva, vino, cerámicas, ánforas, telas, especias, joyas y miles de productos eran transportados en esas ágiles naves de aquel tiempo como relataba Homero en la Odisea. Virgilio contó en La Eneida un viaje similar. En estas costas se encuentran ruinas romanas muy bien conservadas, ciudades con sus calles, plazas, ágoras, tiendas, viviendas, templos y sitios portuarios, muchos de ellos preservados por las arenas del tiempo. Sin olvidar que por estas tierras estuvo presente Alejandro Magno y después nacería aquí el gran San Agustín, autor de las Confesiones, una de las grandes figuras del cristianismo y precursor de la literatura moderna autobiográfica.
  
Orán es un puerto que ha sido habitado por hispanohablantes, pues estuvo bajo dominio hispano durante siglos. Durante el imperio de los Omeyas y el Al Andalus, la mayor parte de la península ibérica estuvo dominada por los musulmanes, que convivieron con judíos y cristianos antes de ser expulsados por Fernando e Isabel en tiempos del descubrimiento de América. En Orán el gran escritor argelino Albert Camus vivió parte de la infancia y ahí sitúa su novela La Peste. Camus nos hizo descubrir a los latinoamericanos a Argelia con El extranjero y ensayos donde se refería al proceso de independencia de Francia o a sus estudios de bachillerato en Argel, donde ejerció como dramaturgo y periodista, antes de viajar a Francia a toparse con la gloria. Por lo tanto Orán es una ciudad familiar, pues en la actualidad la juventud es consciente de sus ancestros hispanos y estudia la lengua de Cervantes en el Instituto del mismo nombre y en la Universidad de Orán II, donde reciben clases de hispanistas como Zouaoui Choucha, y el fundador del departamento, Negaoui Salah, quien conoció a Gabriel García Márquez en Cuba en 1961. Salah es conocedor profundo de la literatura colombiana e hispanoamericana y lector de La María y La Vorágine. 
 
El sueño de conocer Argelia se dio porque fui invitado a hablar sobre literatura en Orán y Argel en el marco de las actividades culturales del ministerio de Relaciones exteriores de Colombia y la embajada de Colombia en Argel para promover la literatura y la cultura colombianas en el mundo. El primer encuentro fue en el gran Teatro de Orán, joya Art Nouveau construida a inicios del siglo XX y dirigido por Mourad Senouci, ante un nutrido público entusiasta de amantes de la lengua castellana. Al día siguiente el encuentro fue en el Instituto Cervantes de Orán, ante un auditorio variado, entusiasta y curioso. Y en la bella ciudad de Argel, situada entre colinas frente al mar y plena de espacios arbolados, hablamos en un gran auditorio de la Universidad de Argel II, donde centenares de estudiantes, muchas de ellas mujeres, estuvieron atentos a la charla sobre literatura colombiana. Ahí evocamos las altas cordilleras y los caudalosos ríos Magdalena y Cauca y las selvas y regiones que inspiran a nuestros autores, desde Simón Bolívar hasta el gran José Eusatasio Rivera, cuya obra cumbre La Vorágine cumple en 1924 un siglo de su publicación. El profesor Oucher Abdenour, que comanda al alumnado, ha viajado por América Latina y conoce muy bien la literatura y la culinaria regionales.

 

La capital de Argelia, que fue colonia francesa a lo largo del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX, cuando se dio la independencia, guarda el esplendor de la arquitectura colonial y en sus callejuelas accidentadas se siente la fuerza de la antigua y la nueva pujanza, lo que se refuerza al recorrer las vías del litoral frente a enormes y bellos edificios Art Nouveau y Art Deco pintados de blanco. Ahí en ese centro, en un enorme y bello ex convento, se encuentra el Instituto Cervantes de Argel. El jueves hablé en ese lugar de autores que descubrí en mi adolescencia en mi ciudad natal Manizales, la capital del eje cafetero y tema central de cuatro de mis novelas, en el marco del programa bibliotecario por un Día dedicado a un autor presente. Y en la noche, para cerrar con broche de oro, hablamos ante escritores, diplomáticos, estudiantes, académicos, entre quienes se encontraban la mítica ex embajadora y heroína de la independencia y miembro del Consejo de la Nación Hafida Bencheida, quien conoció a nuestro Nobel en Barcelona cuando escribía allí El otoño del patriarca.
Esta semana de estadía en este gran país ha sido una sorpresa, pues los argelinos aman a Colombia y lo consideran un país hermano con el que se han tejido lazos y vasos comunicantes invisibles e imaginarios a lo largo de los siglos, cuando las naos de España viajaban hacia el otro lado del Atlántico cargadas de viajeros mediterráneos.

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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 19 de noviembre de 2023.
* Primera foto, Orán desde el fuerte y la segunda foto, la Argel de antes de la Independencia en las colinas frente al mar. Ambas frente al mar Mediterráneo.



miércoles, 25 de octubre de 2023

LA LEYENDA DE GREGORY RABASSA

Por Eduardo García Aguilar

La vida le depara a uno privilegios inolvidables como el conocer y ver varias veces al gran traductor, escritor y académico estadounidense Gregory Rabassa (1922-2016), quien tuvo una lúcida y longeva vida y falleció a los 94 años en Bradford, Connecticut.

Rabassa es una leyenda para los latinoamericanos e ibéricos, tanto hispánicos como portugueses, un mito casi, pues tradujo en una larga carrera de más de medio siglo a los más grandes escritores de esos ámbitos lingüísticos, como Machado de Assis, Jorge Amado, Darcy Ribeyro y Antonio Lobo Antunes o libros como Rayuela de Julio Cortázar y Cien años de Soledad y El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez, obras cumbres que vibran aun entre nosotros como si hubiesen sido escritas ayer. Un día le pidieron traducir Rayuela y ahí todo comenzó, aunque no era su plan de vida.

Rabassa nació en Nueva York de un padre cubano de origen catalán y una madre neoyorquina, y tras doctorarse en la Universidad de Columbia, se desempeñó como profesor de literatura allí durante dos décadas, antes de trabajar en la City Univesity of New York, donde siguió su labor como profesor emérito hasta ya cerca de cumplir su novena década de existencia. 

Era pues un neoyorquino esencial que frecuentó en su juventud los bares y los sitios de jazz de Greenwich Village y Lower east side, estuvo como casi todos los de su generación destacado durante la Segunda guerra mundial entre 1942 y 1945, en su caso en Italia, alcanzando el grado de sargento, y vivió la mayor parte de su vida en Upper east side, en apartamentos situados en una zona privilegiada entre las calles 72 y 76. Y tuvo también dos dachas en zonas bucólicas donde congregó sus libros y su colección de vinilos de jazz, que compartía con su cercano amigo y cómplice, el joven eterno Julio Cortázar, cuando venía a visitarlo.

Fue Julio Cortázar quien le recomendó a García Márquez a Rabassa para la traduccción de su obra cumbre Cien años de Soledad y el colombiano quedó tan contento que declaró varias veces, incluso en Estocolmo, que la versión en inglés de ese libro era mejor que el original, lo que divertía al simpático neoyorquino, quien tenía un excelente sentido del humor.

Mi amigo y discípulo suyo Jay Miskowiec, animador de Aliform Publishing, que publicó algunas traducciones suyas, me conectó con él y tuve la fortuna de verlo por primer a vez en 1989. Me citó en el bar del lujoso Hotel Plaza en Central Park en un día de otoño. No hay palabras para describir lo que puede sentir un joven escritor latinoamericano cuando camina por las arterias de New York, lentamente, vadeando las humaredas que brotan del vientre de la urbe bajo la bruma otoñal, rumbo a un encuentro con el mítico Rabassa. 

El profesor, de baja estatura, que solía usar a veces corbatín, apareció risueño y afable y en su rostro amigable se percibía sin lugar a dudas su origen catalán, o sea de la estirpe del sabio Ramon Vinyes, el sabio que residió en Barranquilla y regentó una librería en la que se nutrieron los jóvenes del Grupo del mismo nombre. Luego caminamos hasta cerca de su apartamento en Lexington Avenue y nos despe
dimos hablando de su querido discípulo y amigo Jay Miskowiec, quien propició ese primer encuentro. 

Cinco años después, cuando presentamos en 1994 en Americas Society la traducción de Bulevar de los héroes, estuvo presente Rabassa, rodeado por todos los muchachos amantes de la literatura que estábamos allí y bebíamos y disfrutábamos, sin poder creerlo, de su generosidad y amabilidad, entre ellos los colombianos Tomás González y Eduardo Márceles Daconte, quienes residían entonces en Nueva York, antes de que los dispersara y los regresara a Colombia la caída de las Torres Gemelas en 2001, derribadas por los yihadistas de Osama bin Laden. 

La última vez que lo vi fue cuando en 2009 presentamos El viaje triunfal en la misma institución en otro acto parecido en una tarde de otoño. Rabassa contaba chistes y hacía juegos de palabras y sonreía con el aire juvenil que siempre lo caracterizó. 

Disertó sobre la filosofía de los cínicos griegos Antístenes y Diógenes de Sinope del siglo IV antes de nuestra era, entre otros temas de su predilección. Nos explicaba esa noche que la palabra venía del griego perro y se divertía con sus diatribas e ironías y su vida libertaria, despegada de los honores y las riquezas terrenales. 

No es para menos que para todos nosotros Rabassa sea un mito: entre sus traducciones se destacan además Bomarzo, de Manuel Mujica Láinez, Paradiso de José Lezama Lima, La Casa Verde y Conversación en la catedral de Mario Vargas Llosa, y obras de Juan Goytisolo, José Donoso, Clarice Lispector y Dalton Trevisan, entre muchas otras. 

También escribió un libro sobre el oficio de traducir y una autobriografía donde cuenta en una límpida prosa aspectos de su larga vida, que incluye su infancia, adolescencia, juventud, aspectos familiares, amores, sus adoradas hijas y anécdotas de su vida académica y profesional. Su vida también hace parte del realismo mágico, que para él comenzó con Miguel de Cervantes Saavedra y su Quijote de la Mancha.  
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 22 de octubre de 2023.



  

sábado, 14 de octubre de 2023

DESASTRE EN TIERRA SANTA

Por Eduardo García Aguilar

Muchos analistas y expertos en el conflicto israelo-palestino coinciden en que los históricos acontecimientos recientes que cambiarán sin duda los equilibrios regionales en Oriente Medio, significan un desastre inédito para el gobierno encabezado por Benjamin Netanyahu, quien ha sido el hombre fuerte del país en los últimos lustros y se ha empecinado a toda costa en conservar el poder aliándose con extremistas y a quien responsabilizan por la "inadmisible" falla de seguridad, al no prever el ataque de Hamás y dejar sin protección del ejército amplios territorios cercanos a la Franja de Gaza, donde más de mil civiles fueron masacrados por los islamistas.

Todos esos académicos, diplomáticos, historiadores, ensayistas, periodistas y ex militares se muestran absortos por los acontecido, ya que era impensable si se tiene en cuenta que el ejército y los servicios de inteligencia israelíes son considerados como de los mejores del mundo, casi invencibles e infalibles, además de temibles.

El que miles de militantes islamistas de Hamás hubiesen ingresado por aire, mar y tierra sin obstáculo alguno a territorio israelí, donde actuaron a su guisa ese sábado 7 de octubre y al día siguiente, es una humillación sin nombre para el gobierno israelí, algo nunca ocurrido desde la fundación del país en 1948. Gaza además es una franja de 362 km cuadrados rodeada por una barrera metálica e inteligente dotada de los más avanzados recursos técnicos, que se hunde metros en tierra y se iza sobre la superficie con antenas y sensibles dispositivos inexpugnables de alta tecnología dignos de las películas hollywoodenses Blade Runner y RoboCop.  

Coinciden todos ellos en afirmar que esta humillación histórica es peor a la ocurrida en la guerra árabe-israelí de Jom Kippour de octubre de 1973, cuando fuerzas sirias y egipcias atacaron por sorpresa al país, lo que se tradujo en críticas a la primera ministra Golda Meir y a su ejército y sus servicios de inteligencia, que tampoco vieron venir la ofensiva árabe y no dieron crédito a algunos informes y evidencias.

El historiador y ensayista Elie Barnavi, ex embajador de Israel en Francia, afirmó en Le Monde que el ataque de Hamás fue "sorprendente  por el momento elegido, la amplitud y la audacia inéditas de la operación y la devastación que provocó", además por "la total incuria de la inteligencia militar y civil y la desesperación inicial de las fuerza de defensa". Y calificó de inexplicable que "el ejército más poderoso de la región, uno de los primeros del mundo, según nos dicen", así como los servicios de inteligencia, "fueran incapaces de verlo venir y después prevenirlo".  Lo ocurrido es el resultado "de una conjunción de dos factores: una organización islamista fanática cuyo objetivo declarado es la destrucción de Israel; y una política israelí imbécil a la que se aferraron gobiernos sucesivos, el último de los cuales la llevó a la incandescencia", añadió muy airado Barnavi.

El profesor de ciencias políticas Ilan Greilsammer dice en el mismo diario que para calificar lo sucedido "la palabra desastre en sin duda muy débil. Es un giro para la historia de Israel. Cincuenta años después casi día por día, tras haber sido tomado por sorpresa por egipcios y sirios en la guerra de Kipur, el ejército no vio venir absolutamente el mortífero ataque orquestrado por Hamás", y por eso  "el gobierno de Netanyahu seguramente no podrá escapar a su terrible responsabilidad en este desastre" y pronto será solo un "mal recuerdo" para que, después de elecciones, accedan al gobierno "personas sensatas y responsables".

Mientras los líderes de la industria armamentística mundial destapan la chapaña por las futuras ganancias, los académicos especulan sobre la naturaleza de la retaliación israelí y auguran meses de sufrimiento tanto para israelíes como palestinos, pues una incursión en la densa Gaza, donde viven hacinados más de dos millones de palestinos, como ocurre en toda guerra o guerrilla urbana, puede tardar tiempo y llevar a combates callejuela por callejuela, edificio por edificio, túnel por túnel, hasta la destrucción definitiva de ciudades y pueblos como en Irak, Siria, los balcanes y Ucrania. 

Pero Estados Unidos y Europa, así como sus poderosos rivales China y Rusia, presionan con insistencia a Israel para que actúe con cautela en el marco del derecho internacional con el fin de evitar pérdidas civiles y el sufrimiento de la población de Gaza, bloqueda y sin salida, encerrada en un gueto, sin agua, electricidad y comida, rehén de Hamás. 

En los países de Oriente Medio, África y Asia se incrementan las manifestaciones de solidaridad con la población palestina, la mayoría de la cual no está con Hamás, y crece la tensión en países europeos que albergan poblaciones de ambos orígenes y creencias religiosas, por lo que se aplican ya medidas de alerta y prevención ante posibles contagios, atentados o ataques aislados, como en Francia, donde un joven islamista de origen checheno mató este viernes a cuchillo a un maestro e hirió a otras personas al grito de Alá Akbar.

Basta abrir y leer los libros sagrados de los diversos monoteísmos y politeísmos, para constatar que esta y otras guerras duran desde hace milenios y que con toda probabilidad prevalecerán en el futuro lejano, si la humanidad o el planeta aun existen.
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Publicado en La atria. Manizales. Colombia.
Domingo 15 de octubre de 2023.

 

          

 


domingo, 1 de octubre de 2023

BRIGITTE BARDOT: SÍMBOLO SEXUAL ETERNO (2006)

 Por Eduardo García Aguilar

 
Ella tiene sin embargo un mérito en su atroz vejez: ama a los animales por sobre todas cosas y es una luchadora denodada por sus derechos.
 
 
Aunque ahora es una anciana descuidada y de extrema derecha, y su marido actual es un líder local del neofascista Frente Nacional en la Costa Azul francesa, frente al mar Mediterráneo, Brigitte Bardot fue el símbolo sexual moderno del siglo XX, ante quien palidecen todas las divas contemporáneas del cine y el modelaje. Uno puede admirar a Kate Mosss y Claudia Shiffer, sentirse maravillado por Ornella Mutti, Sharon Stone, Sophie Marceau, Emmanuelle Béart o la brasileña Sonia Braga o celebrar el surgimiento de las nuevas Scarlett Johanson, Isild le Besco, Julia Roberts, Nicole Kidman o Ludivine Seigner, pero nada destrona a esta mujer que creó los más grandes tumultos en los años 60 y 70 del siglo pasado.
 
Más de medio siglo después de su consagración en el filme “Y dios creó a la mujer”, la Bardot es una leyenda tal vez sólo comparable a la italiana Sofía Loren, quien a diferencia suya ha sabido envejecer en la grandeza y la discreción de las grandes leyendas como Greta Garbo y Marlene Dietrich.
 
¿Qué tenía esa mujer? Un cuerpo y una gestualidad únicas para romper con las tradiciones en boga en los años 50, cuando emergió en las pantallas del mundo. Poseía un rostro inolvidable y perverso, una sonrisa tierna y pulposa como ninguna otra y una gracia de gestualidades que la hacía brillar aunque fuera pésima actriz y cantante. Todos los hombres y las lesbianas del mundo soñaron con ella, pues era sexo y deseo puros, ángel total independiente y rebelde de cuyos labios y ojos emanaba la fertilidad hormonal nunca soñada por el Marqués de Sade, Georges Bataille, Alain Robe-Grillet y Charles Bukowski juntos. Tenía los labios más carnosos de la historia, ventosas del mal y el bien y su rostro realzado por el rímel, el maquillaje y el lápiz labial era tentación y ejemplo para las Lolitas de su tiempo. Ninguna, ni Marylin Monroe, a quien admiraba, o Catherine Deneuve, que pretendió emularla infructuosamente, lograron superarla en la leyenda del ser oscuro objeto del deseo mundial de mujeres y hombres.
 
Nació en 1934 en el seno de una familia burguesa tradicional parisina y desde muy niña dio muestras de una belleza excepcional, como lo muestra la foto en que aparece vestida de organdí blanco en su primera comunión en 1945 y sus iniciales fotos de bailarina, donde se destacaban sus inmejorables y deseables piernas. Su primer esposo y descubridor fue Roger Vadim, una de esas típicas leyendas del donjuanismo francés, que más tarde corroboró sus méritos al llevar a la cama y al altar, entre sólo algunas de sus conquistas, a Catherine Deneuve y Jane Fonda.
 
En 1956, Bardot, al interpretar la danza de mambo en Y dios creó a la mujer dio el paso hacia la fama mundial bajo la mirada de Jean-Luis Trintignan, quien la robaría a Vadim, e iniciaría la vasta lista de sus múltiples amantes, entre quienes figuraron el apuesto cantante Sacha Distel, Jacques Charrier, Sami Frey, el playboy alemán Gunter Sachs, el cantante Serge Gainsbourg y otros con nombres triviales como Patrick y Christian y decenas y decenas de hombres que la convirtieron en una de las más deliciosas libertinas de su época. Pero al llegar a la madurez rechazó operaciones y maquillajes inútiles y dejó que la fealdad aflorara poco a poco de las tersuras de su rostro, hasta convertirla en la odiada bruja derechista que hoy es, con sus declaraciones xenófobas y sus discursos más reaccionarios.
 
Brigitte Bardot tiene sin embargo un mérito en su atroz vejez: ama a los animales por sobre todas cosas y es una luchadora denodada por sus derechos. Perros, caballos, martas, gatos, conejos, gatos, manatíes, ballenas, caballos, monos, gorilas, chimpancés, leones, tigres, panteras, jaguares, aves, reptiles, quelonios: todos ellos tienen en ella a una defensora irreductible frente a la depredación de la humanidad. Aunque odie a los hombres de supuestas razas inferiores, a los extranjeros árabes, negros o asiáticos que según ella le quitan el pan a los franceses, tiene ternura por todas las bestias y criaturas que sufren torturas en laboratorios o son objeto de abandono, maltrato, caza y pesca exageradas.
 
Como depredadora sexual que fue amó y devoró gozosa y sin límites y como pocas a su vecino animal el hombre, que a su vez la gozó, la poseyó y la deseó en todas las pantallas del orbe. Brigitte Bardot fue la diosa del siglo XX, y su cabellera y su cuerpo perfumados pasarán a la historia como en su tiempo las más bellas esculturas griegas o las Venus de Boticelli u otros maestros italianos. Por eso triunfó con un filme llamado Y dios creó a la mujer. Cada día en el mito los dioses la crean y Francia con ella alcanza las alturas sublimes de Juana de Arco, incendiada en la hoguera de la intolerancia. Su horror crepuscular es nada frente a su lúbrica leyenda.
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Texto escrito en 2006, incluido en el libro París exprés, Crónicas parisinas del siglo XXI. Publicado en Madrid, en 2016, por la Editorial VErbum.

sábado, 30 de septiembre de 2023

APROXIMACIÓN A RODRIGO ACEVEDO GONZÁLEZ

Por Eduardo García Aguilar


En estos días digitalizaba un libro de poemas de mi amigo Rodrigo Acevedo González (1955-1996), a quien conocí cuando éramos adolescentes y ya estábamos inmersos a fondo en las lides de la poesía y la literatura. Al repasar su obra no hay duda de que es un autor de primer nivel que debería aparecer en las antologías de poesía colombiana y latinoamericana.

Su precocidad lo puso en contacto muy temprano con la literatura universal y la curiosidad intelectual lo llevó a leer libros de crítica, ensayo, filosofía y otras disciplinas que le dieron un amplio espectro a su pensamiento y una visión muy clara de su situación como escritor y poeta en el mundo que le tocó vivir en la segunda mitad del siglo XX.

Sus poemas son modernos, urbanos, abordan las diversas grietas del mal con gran lucidez y se comunican con la vida cotidiana de un hijo de su siglo en el mundo, que no teme revelar las cicatrices, las heridas, la podredumbre de la sociedad donde deambula a veces como un iluminado solitario por las calles de la ciudad donde nació y vivió siempre, una urbe mediana de los Andes, Manizales, que también tenía una agitada vida cultural y a donde llegaban todas las tendencias de la cultura y los libros circulaban a toda velocidad provenientes de los centros del mundo hispanoamericano.

En su obra está presente el cine de los años 60 y 70 con las extraordinarias películas que en su momento agenciaba Hollywood, antes de que se convirtiera en solo un espacio productor de blockbusters y superproducciones carentes de cualquier profundidad que no sea la velocidad, la violencia y el escándalo. El poeta deambula solitario por la ciudad, a veces con su perro, pero se interna en los abundantes cinemas donde se proyectan grandes películas del cine italiano, alemán, sueco, francés, inglés, latinoamericano, asiático y estadounidense de aquellas décadas excepcionales.

La visión cinematografica está presente en su evocación de los ámbitos citadinos que recorre en las noches, como esos antros donde suena la música en las rockolas con las canciones populares provenientes de México, el Caribe o Argentina, tangos, milongas, rancheras mexicanas, o los éxitos de Sandro de América que se escuchan en los bares. Su poesía se conecta con grandes poetas europeos modernos como el griego Constantin Cavafis y los italianos Cesare Pavese, Giuseppe Ungaretti o Pier Paolo Pasolini. 

Acevedo González, autor de Poemas del tiempo recobrado y El territorio y la máscara,  entre otros, era un vitalista desenfrenado y vivió la vida a fondo con sus amores, el deseo, la libación y el silencio. Su mirada capta los cuerpos, la belleza de la juventud y la decrepitud de la vejez, así como la violencia latente en cada cuadra o barrio de la ciudad, o la desesperanza y el escepticismo de quien en el fondo es un romántico esencial que choca contra el descreimiento y la mezquindad reinantes.

Pero toda su obra está marcada por la conciencia y la lucidez escalofriante de no pertenecer a ese mundo, de estar al margen de esa sociedad de máscaras y apariencias que describe con elocuencia y acierto en cada uno de sus textos y en los escasos libros que alcanzó a publicar en vida. Pero su marginalidad es la del príncipe de las letras que flota tocando y revelando las llagas y la podedumbre de su entorno.

Su obra, como la del caleno Andrés Caicedo y otros autores mayores de esa amplia generación que sobrevivieron y envejecieron como Oscar Collazos y Umberto Valverde y el loco Raúl Gomez Jattin o la suicida Maria Mercedes Carranza entre los poetas, es un fruto emblemático de esos desbocados años 60 y 70 del siglo pasado irrepetibles, marcados por la irrupción del rock y la liberación de los cuerpos y de las conciencias después de las revoluciones juveniles que sepultaron para siempre el siglo XIX y clausuraron el siglo XX antes de tiempo.

Conservo unas 30 cartas que me escribió Rodrigo Acevedo González antes de cumplir 19 años desde Manizales a Bogotá, cuando yo había ingresado a estudiar en la Universidad Nacional y el seguía su actividad desbordada en la ciudad con sus amigos y hermanos de generación. En esa cartas están presentes su angustias y temores, el miedo al futuro, sus terrores, sus deseos, sus ansias de vivir, pero también el testimonio de su impresionante precocidad literaria.

Cuando él iba a Bogotá compartíamos libros y visitabamos las librerías de viejo y bibliotecas universitarias y nada le era ajeno de las tendencias literarias del mundo de entonces, como la nueva novela francesa o la obra de Michel Buttor, ideólogo de ese movimiento al lado de Alain Robbe-Grillet. En largas veladas entre amigos conversábamos de todas esas cosas con la pasión de quienes deseaban devorarse la literatura del mundo.

Por eso su obra es excepcional, moderna, original y sería bueno que algun día se editara completa para disfrutar la voz de un poeta nuestro que se anticipaba y había roto cualquier atadura con las retóricas anteriores. Asi como ocurrió con los precoces poetas Rimbaud y Lautréamont, su obra es la voz de un joven eterno que atisba con precisión los horrores y oscuridades de su tiempo, pero también la vida desbordada del deseo y la pasión que salvan en medio del desastre en los antros nocturnos donde los solitarios escuchan hasta el amanecer las músicas de su tiempo y ven el transcurrir desbocado de los noctámbulos. Su voz es la del joven insomne que no concilia el sueño y espera el amanecer silencioso ante las ventanas del mundo, viendo pasar los pájaros errantes.

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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 1 de octubre de 2023.

lunes, 25 de septiembre de 2023

ENCUENTRO EN MÉXICO CON EDGAR NEGRET


Por Eduardo García Aguilar

Cuando lo vi por primera y última vez en México, Edgar Negret tenía cerca de 72 años, pero parecía mucho más joven. Delgado, piel morena, tal vez reminiscencia genealógica de su origen incaico y movimientos ágiles, Negret (1920-2012) fue fiel a la tradición de los artistas plásticos que desafían el tiempo con una escalofriante juventud eterna: Picasso, Miró, Rufino Tamayo, Monet, Chagall, para solo mencionar a unos cuantos.
"Necesitaría cien años para hacer todo lo que veo", me dijo en 1993 el creador de los aparatos mágicos y coloridas piezas metálicas influidas por su reencuentro con los incas, Quipus, eclipses, homenajes a Machu Pichu, el sol y a Huayna Capac, que exponía entonces en el Museo Tamayo de México, situado en el bosque de Chapultepec.
Vestía con un saco color verde y por el resfrío se cubría con suéter y bufanda color tierra. Como desde hacía décadas, su cabeza rapada y bronceada lo hacía semejar a uno de los extraterrestres que estuvieron en la fundación del imperio matemático de los incas, que tanto admiraba, y podría haber sido uno de los arquitectos misteriosos de las Líneas de Nazca, reencarnado en pleno siglo XX.
Colombiano, de la ciudad colonial sureña de Popayán, era considerado desde los años cincuenta una gloria nacional y muchos críticos lo incluían entre los más originales y revolucionarios escultores de latinoamericanos y del mundo.
Negret me contó su agradecimiento con la ciudad de Popayán, donde el arte era bien visto, y con su padre, militar viajero que lo apoyó en su carrera como artista. E incluso me relató intimidades, pues me dijo que conoció al poeta Guillermo Valencia e incluso fue novio de una hija suya, Luz, con quien tuvo una gran amistad a lo largo de la vida.
Guillermo Valencia, que "era como un dios para todos", le decía, "¡mi querido Edgar, sé que sigues los pasos de Fidias!".
Obras como Kachina, Eclipse, Puente, Escalera, Acoplamiento, Gran metamorfosis, Gran templo de Sol, Sol, Machu Pichu, Eclipse, Terrazas, Quipu, Cóndor, Reloj andino, Tejido, Eclipse sobre el Cuzco, Cascada, Deidad, Laguna mística, fueron algunos de los poemas de metal y color, que llegaron a las salas ultramodernas del Museo Tamayo en Chapultepec y que el día de inauguración apreciamos al calor de los vinos cientos de asistentes invitados por la agregada cultural Linda Berg.
De Negret, la novelista y crítica argentina Marta Traba dijo en 1973 que la suya es una "obra enteramente solitaria, que ha ido haciendo de sí misma su propio referente, que ha convertido sus contradicciones internas en dinámica. Su obra no se puede tocar ni penetrar, ni movilizar, ni trasladar, no es móvil ni múltiple. Está ahí, perfecta y entera, recordándonos que la función olvidada del arte es reemplazar lo real por la estructura imaginaria capaz de reconducirnos al sentido profundo y a la medida de las fórmulas".
Dijo que siempre cayó "en los mejores grupos de artistas donde estuve" y que en Nueva York compartió con Ellswoth Kelly, Robert Indiana, Luoise Nevelson, Agnes Martine y Jacques Joungerman, quien estaba casado con la actriz Delphine Seyring. "Eramos un grupo extraordinario que nos encontrábamos todos los días y el fin de semana hacíamos reuniones en los estudios de cada uno de nosotros". Allí en Manhattan, donde dominaba el abstraccionismo de De Kooning y otros, él y sus amigos fueron mirados con "malos ojos" al principio y considerados traidores porque venían del "abstraccionismo europeo".
"En Madrid viví en casa de Juan Oteyza y su señora y conocí a los Saura, Carlos, que era fotógrafo, y terminábamos con él y su hermano Antonio en fiestas en el sótano de la librería Buchholz. En París estuve con los latinoamericanos Soto, Otero, Cruz Díez, del grupo venezolano, y con los colombianos Ramírez Villamizar y Alejandro Obregón".
Los orígenes de su obra, que se desplegaría luego en Nueva York, se remontan a su estadía en Mallorca, donde trabajó con hierro al lado de artesanos locales. Luego se trasladó a las afueras de París, en Saint Germain en Laye, donde a falta de espacio y material hizo bocetos con cartón que pintaba, pero de los cuales, me dijo, no quedó rastro.
"Cuando llegué a Nueva York tuve un estudio en Park Avenue South y allí quise montar un taller. Pero el departamento de incendios exigía unas cosas que no podía comprar. Había que forrar con materiales anti inflamables todas las paredes. Empecé entonces a trabajar con láminas delgadas de aluminio. Ponía los remaches y vi que no podía ocultarlos totalmente y usé el tornillo. Y gustó muchísimo", relató con emoción por el fortuito hallazgo neoyorquino.
"Al principio los tornillos iban en sitios necesarios, pero poco a poco se convirtieron en parte total de la obra, en algo especial y estético. Me interesó mucho que se quedara un poco a la vista el proceso de la obra. Se podía desarmar. Se podía quitar las tuercas y volver al estado primigenio. Allí hubo una definición total por los colores y formas que utilizaría después", agregó.
Desde los años cincuenta Negret hacía piezas verticales, horizontales, geométricas, coloridas, imágenes de poesía cósmica. Mucho antes de que estuviesen de moda Derrida y el desconstruccionismo, ya se había anticipado, al abandonar los remaches y dejar a la vista las tuercas y los tornillos de sus esculturas, para revelar el proceso creativo como tal en un importante gesto precursor de modernidad.
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                                                                                                                París, 14 de octubre 2012

miércoles, 20 de septiembre de 2023

LA FICCIÓN: UN AMBIGUO DEMIURGO (1988)


Por Eduardo García Aguilar

En Este mar narrativo, el escritor venezolano José Balza (1939) reúne ensayos relacionados con el ejercicio novelísico, partiendo, por supuesto, de un original estudio sobre El Quijote. Algunos de los textos abordan otros temas, como la técnica novelística en general, las proposiciones de la nueva novela francesa, o las obras de Proust, Kafka, Durrell, Onetti, Cortázar, Rulfo y otros autores de este siglo. Todos estos estudios, escritos algunos en la década de los 60, se caracterizan por centrarse exclusivamente en los asuntos del género, evitando digresiones sociológicas o políticas, o en su defecto, largas disquisiciones de orden semiológico. Parten de la pasión del autor por la lectura, lo que lo incita a buscar zonas inéditas en las obras estudiadas sin otro ánimo que dar luz, abrir puertas, dsmontar edificios o buscar los secretos designios de un material tan vasto y complejo. A diferencia de la mayoría de los críticos en boga en los últimos 20 años, Balza nos introduce a su mundo por las vías únicas del goce. El texto crítico aquí propuesto no busca encontrar justificación a los procesos socioeconómicos, ni mucho menos trata de hallar, a través de la creación, claves para discernir épocas o años específicos. El tema es uno y exclusivo: el arte de novelar, sus secretos y misterios.

Como era de esperarse, Balza inicia el libro con un extenso y delicioso ensayo sobre El Quijote de Miguel de Cervantes Saavedra, elaborado a la luz de la actualidad. Lo novedoso de este tipo de abordaje es que pone a dialogar la obra magna del género con autores contemporáneos e incluso con teorías actuales, mostrándola como precursora de los más variados usos y técnicas de hoy.  Hubiera sido inútil insistir en los trillados estudios cervantistas, cuya cantidad y desmesura enloquecería al más aplicado de los eruditos. En unas 70 páginas, el venezolano aborda desde su óptica las escenas o capítulos a su parecer más importantes, reflexiona en torno a los personajes centrales y la vasta gama de los secundarios, haciéndonos volver al mundo inagotable de Cervantes. Asimismo, discurre sobre las proezas técnicas del autor y sobre ese tejido de máscaras con las que se oculta el narrador para darnos la trampa de su genio. Concluye en la cueva de Montesinos, zona de la obra donde al parecer triunfa no solo el autor sino el género como tal. Dice Balza: "La cueva de Montesinos -indescifrable siempre: por su magia anecdótica, por su conciso diseño narrativo, por ser texto que no deriva de autor conocido- unifica dentro de la novela un extraño momento: el de lo alto y lo bajo, el de lo visible y lo contado, el de las confluencias temporales. En ella parece habitar la síntesis de una forma literaria que, siendo novelesca, siendo novela, celebra a la novela misma y a cuanto el corazón de la ficción pueda contener. En la aventura de la cueva hay una manera suprema -dentro de El Quijote- de inhalar y testificar al mundo; allí triunfa la novela (o una superación de la novela)".

Carlos Fuentes dice que cada año dedica la Semana santa a leer El Quijote. Todo novelista que se respete debe hacer este "ejercicio espiritual", luego del cual está preparado para un nuevo año de sorpresas y creaciones. No habrá jamás una relectura de esa obra que no suscite nuevas emociones o revele aristas inéditas. Además del goce argumental, de la sabiduría que entraña, El Quijote sorprende porque esa masa de palabras posee una energía que estremece a cualquiera. En el castellano monstruosamente vivo que nos habla y nos inunda de olores y lágrimas. Volver a él es descubrir el poder de las palabras, cuyo imperio trasciende los siglos, incluso menos golpeadas por el tiempo que ciertas pirámides o templos milenarios. 

En otros ensayos como Notas sobre la novela. Desviaciones e Instrumental, Balza nos habla de las tendencias contemporáneas del género. En el primer texto, escrito entre 1964 y 1968, es decir, en pleno auge del Nouveau roman, el autor no cae en la fe ciega que suscitó el experimento entre estudiosos y escritores de entonces. Veinte años han transcurrido, y lo que dice respecto a los cambios de perspectiva del género y sus consecuencias nos parece muy actual y muy lúcido. Más adelante, hablando de los novelistas más impactantes del siglo, como Proust, Joyce, Kafka, Musil, y otros nuevos, como Huxley, Faulkner o Dos Passos, Balza refrenda lo dicho muchos años antes respecto al tiempo y el espacio, entre los que transcurre la aventura narrativa y expone los rumbos futuros que ahora se vislumbran. A través de su estilo ensayístico, los lectores llegamos a la certeza de que, como se dice en El Quijote, "todo es ficción, fábula y mentira, y sueños contados por hombres medio despiertos, o, mejor, medio dormidos".
   
Allí -agrega Balza - "estaría el punto deslizante: todo se debe a la existencia de un centro omniscio que constiyue y origina la ficción; todo se debe a la acumulación de una energía colectiva (lo imaginario) que emerge desde los hombres, se independiza de ellos, y, como un dios, vuelve a su destino para poseerlos; a un dinámico núcleo que irrespeta lo siglos, las mentes, los lugares; a algo que está en ellos sin importar cual sea su separación espacial o temporal, su misterio o su condición indecible; a un sol imaginario cuyas ruedas hipnotizan, mueven el sueño y la vigilia, y abandonan en nuestro mundo a algunos hombres que le pertenecen: los narradores y lectores".

Desentrañar, pues, el artilugio de la ficción es el objetivo de Este mar narrativo. Para el autor, los novelistass "son los hombres de la oscuridad" y su función consiste en alumbrar lo oculto, descubrir las "esencias que adquieren en forma pura, irreal, sin proponer clasificaciones universales". Anécdota, lenguaje, cuerpo, son otros de los conceptos que utiliza para mostrar las etapas de la creación novelística: la primera como algo general,  no necesariamente individual; el segundo cargado ya de elementos propios, de respiraciones y ritmos particulares; y el tercero, consistente en el orden y los puntos de vista, definiría ya el reino del autor, su peculiar forma de ver y ordenar el material ficticio.

Para los aficionados a escribir novelas o a leerlas, el libro del autor venezolano contribuye a desempolvar ciertas ideas que el violento quehacer narrativo latinoamericano reciente había condenado al reino de los anaqueles. Lejos de los juicios titánicos en torno a qué es bueno o qué es malo, o sobre la cantidad de "compromiso" o "latinoamericaneidad" de una novela, Balza nos invita a gozar un género que algunos consideran agonizante y hasta sospechoso.

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José Balza. Este mar narrativo. Fondo de Cultura Económica. México. 1987. 190 pp.

* Publicado el jueves 11 de febrero de 1988. Unomásuno. México. 
* Una versión editada y actualizada de este texto con motivo del reciente Premio Pedro Henríquez Ureña recibido por Balza fue publicada el domingo 23 de septiembre de 2023 en el diario La Patria. Manizales. Colombia: https://www.lapatria.com/opinion/columnistas/eduardo-garcia/el-venezolano-balza-y-el-universo-cervantino
* El pasado 31 de agosto de 2023 José Balza recibió el VIII Premio Pedro Henríquez Ureña de ensayo que le había sido otorgado por la Academia Mexicana de la Lengua en 2021.